El diario plural del Zulia

"A mi hijo lo mataron por gusto y quiero justicia"

Marinela Quintero tiene su mirada perdida, desde que vio morir desangrado a su hijo Kevin Amancio Morales Quintero, de 20 años, el pasado sábado, a las 10:30 de la noche, en el Lote B de la urbanización Villa Sur, del municipio San Francisco.

“A mi hijo lo mataron por gusto y por eso quiero justicia. Él no merecía morir de esa manera siendo un muchacho tan noble. Lo ultimaron solo por querer ver sangre”, expresó llorando y llena de dolor la progenitora del estudiante del cuarto trimestre de Contaduría Pública, en la universidad José Gregorio Hernández.

El féretro fue colocado en medio de la sala de su hogar, en la avenida 49G-2 del sector El Caujaro. Ayer, familiares, amigos y conocidos se acercaron a despedirlo.

Henry Quintero, relató cómo su sobrino forcejeó con sus homicidas. Kevin salió de su casa con su hermano, de 18 años, y ocho amigos más para una fiesta que había en Villa Sur. Iban caminando y cuando pasaron por la casa de los hermanos González, Ronny de Jesús, de 22 años, comenzó a gritarles palabras ofensivas, con la intención de molestarlos.

Uno de los muchachos que se dirigía a la reunión iba a ser agredido a golpes por uno de los pistoleros y Kevin intervino. Les pidió que se calmaran y que los dejaran en paz, pero eso no sirvió de nada.

Forcejeo

El estudiante al ser apuntado con el arma de fuego, forcejeó. Durante la pelea se detonaron ocho disparos y uno le atravesó el cuello.

Tras ejecutar el crimen, los González huyeron en la van vino tinto de su padre, Rogelio González, supervisor jefe del Cuerpo de Policía del Estado Zulia (Cpbez), quien también se evadió, al parecer, para proteger a sus hijos.

La residencia de los González quedó vacía. Esta fue allanada por los detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), quienes no consiguieron ningún tipo de rastros sobre el paradero de los responsables.

Fuentes del cuerpo detectivesco, indicaron que en el sitio del suceso colectaron conchas de bala percutida calibre 380 y 9 milímetros. Ello les hace presumir que ambos hermanos dispararon sus armas contra el universitario, que hace cinco años iba a ser firmado por el equipo de béisbol Cascabeles de Arizona. Pero su madre no le permitió abandonar sus estudios por ese deporte.

Los lamentos abundan. Iván González, supervisor agregado del Cpbez, está devastado por el asesinato de su hijo mayor. No consigue consuelo ante la pérdida y el saber que los hijos de un compañero de trabajo fueron quienes le quitaron la vida.

“Mi nieto era un joven muy querido por todos. Era noble y trabajador. Reparaba teléfonos, computadoras y estudiaba, para ayudar a sus padres y sus dos hermanos, con quienes vivía”, explicó Magola Almarza, abuela materna de la víctima, a quien sepultarán hoy a las 10:00 de la mañana, en el cementerio El Edén, ubicado vía a La Concepción.

“No lo enterramos antes, porque estamos esperando a sus primos y tíos que viven en Colombia. Estos al enterarse de lo ocurrido decidieron viajar, para poder despedir a su pariente muy querido”, expresó Henry, tío del estudiante.

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