Gasolina y celos: Combinación fatal
Los celos enloquecen a Henry Ramón Soto Bozo, de 59 años. Su pareja desde hace cinco años, una joven 32 años menor que él, decide terminar su relación. Lleno de ira, el hombre intenta quemar viva a la mujer y a la niña de un año que concibieron juntos.
A las 11:00 de la mañana del sábado retrata la tragedia. Ana Iris Ochoa Luzardo llega a la casa que compartía con Soto desde hace cinco meses, en la parcela 27 del sector Bohíos Doña Carmen, parroquia Chiquinquirá de La Cañada de Urdaneta, dispuesta a empacar todas sus pertenencias y salir para siempre de la vida del comerciante.
Ochoa intenta mediar, comenta un vecino que trabaja en un taller mecánico a dos casas del hogar de la pareja. Pero Ana está decidida. “Ya vas a ver lo que me dio el vecino”, suelta el hombre antes de salir del inmueble, según la versión que Ana cuenta luego a su madre y cuñada. Ella trata de salir detrás de él, pero la deja encerrada junto con su hija Dacota del Valle.
Henry no tarda en regresar. Lleva en la mano una pimpina de gasolina. Rocía la vivienda con el combustible y en el proceso se salpica un poco, pero no se percata. Cuando activa el yesquero que lleva en la otra mano la casa se enciende en llamas, pero él también. Soto Bozo es una antorcha humana, grita, se estremece, cae y agoniza sobre el piso. Desesperada, Ana logra escapar del inmueble con la niña en brazos. El fuego las alcanza, pero eso no las detiene. Corre hasta la avenida principal y pide ayuda a un hombre que conduce una camioneta blanca.
Con quemaduras, Ana y la bebé llegan a casa de su madre, en un barrio de la parroquia El Bajo, municipio San Francisco. Allí las revisan a ambas, en shock, y las trasladan al hospital Coromoto.
A Henry lo socorre un vecino. Lo lleva a la clínica María de San José. Allí, un desconocido le avisa por teléfono a la esposa legítima del hombre sobre su estado de salud y su ubicación.
La mujer y los nueve hijos fruto de su matrimonio, acuden al centro de salud a las 12:00 del mediodía. Debido a su estado también lo remiten al Coromoto. La familia Soto Ochoa se reúne nuevamente. Ana Iris tiene quemaduras leves en las piernas, la curan y la dan de alta de inmediato.
La mujer vuelve con su madre, y sus otras tres hijas a casa. Dacota y Henry no corren con la misma suerte. La infante tiene quemaduras en el 15 por ciento del cuerpo y su padre y agresor presenta lesiones en el 80 por ciento. Ambos pasan la noche sin contratiempos. La menor sigue en observación, pero fuera de peligro. El comerciante no resiste. Un paro cardíaco lo fulmina a las 10:00 a. m. de este domingo.