El diario plural del Zulia

Febrero culmina con 117 homicidios en Zulia

Nancy Josefina López, después de 10 años de divorciada, se volvió a enamorar de un hombre al que muy pocos en su entorno conocían. Se veían cada mañana en un camino de arena, escondido entre ramas y maleza. Conversaban, se besaban y hasta en ocasiones tenían relaciones sexuales. Hace 14 días la pareja se encontró, en un ataque de irá y presuntos celos el amante sacó un cuchillo, y la decapitó.

La rabia que sentía el desconocido era tanta que le abrió el cuerpo en dos. Desde el cuello hasta la pelvis la sajó, pero antes de asesinarla la torturó y golpeó.

Los detectives del Centro de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) que levantaron el cadáver el jueves 11 del mes pasado, a las 9:30 de la noche, se impresionaron al ver el nivel de violencia con el que ultimaron a López, una mujer que desde su infancia se dedicó a tejer y vender chinchorros por encargo. Una fuente de la policía científica indicó que al ver la escena de inmediato sospecharon de un crimen pasional.

Las investigaciones iniciaron tras el levantamiento del cuerpo y un día después descifraron que quien la había masacrado había sido su novio. Según el investigador, el asesinato corresponde a un ataque “paramilitar o de algún expresidiario, por la táctica que empleó el atacante”. Del homicida, las autoridades ya tienen pistas y lo buscan activamente.

Mientras, cinco almas siguen llorando sin consuelo la muerte de la mujer que les dio la vida, que los crió y que trabajaba como “una mula, día y noche tejiendo chinchorros para darle de comer a sus muchachos y que nada les faltara. Era una excelente madre y hermana. Venía cada 15 días a visitarme.

Era muy apegada a nosotros. No merecía que la mataran y menos de una manera tan cruel, y sádica”, expresó con la voz quebrantada una de las siete hermanas de la víctima, sentada frente a su casa, en el sector Pozo Último del municipio Mara.

La pariente prefirió no identificarse por temor a que “ese sádico” que mató a su familiar tome represalias en su contra. La dama, según sus allegados, es la imagen viva de Nancy. “Ambas son dos gotas de agua”, dijo Eudomalia López, otra de las hermanas de la ultimada. Sin miedo a nada y segura de sus palabras recordó que a la mayor de los López la vieron por última vez con vida, el jueves 11, a las 7:00 am, cuando preparaba las viandas de comida para sus hijos de 18 y 21, que vivían en la pieza con ella.

Media hora después de que los hijos de Nancy salieran de su vivienda, en el barrio Arca de Noé de la parroquia San Isidro de Maracaibo, la ama de casa caminó 300 metros hasta llegar al camino de arena, oculto entre la maleza que cada día visitaba para encontrarse con su pareja. Ese fue el fin de sus citas
amorosas. Su amante la golpeó con un palo, la torturó y al dejarla en estado de inconsciencia, la decapitó con un cuchillo. Su cabeza la colocó a un lado de su cuerpo, que con paciencia y cortes perfectos abrió a la mitad.

El cadáver quedó expuesto al sol 11 horas. A las 5:00 pm, unos niños que pastoreaban chivos pasaron por el lugar y la encontraron. La escena dantesca los impresionó de tal manera que salieron corriendo despavoridos a contarle a sus parientes, recordó un vecino de Nancy, quien indicó que “nadie les creía lo que contaban. Varios nos dirigimos al sitio a verificar lo que decían y la encontramos. Ya estaba en proceso de descomposición”. El allegado calló por unos segundos y luego dijo haber escuchado unos gritos esa mañana, pero no le dio importancia porque por ese lugar matan chivos. “Ahora que analizo, quizás eran los gritos de dolor de mi vecina”, agregó.

Los hijos de la artesana avisaron a su padre, Manuel Morales. El hombre, a pesar de tener 10 años divorciado de Nancy, se apersonó en el lugar del suceso y se hizo cargo de todo. “Todos estaban allí, menos quien se supone era su novio”, dijo un vocero policial, quien manifestó que eso los llevó a sospechar del mismo, pues este vivía en la misma barriada y no llegó, no estaba.

A Nancy la sepultaron en el sector La Sierrita. Su vivienda, en Arca de Noé, la colocarán en venta. Sus hijos no quieren seguir viviendo allí por miedo. Durante los días que estuvo sola la casa, se robaron los bombillos y el cableado eléctrico. La cocina, la nevera, las ollas, camas y ropa, las sacaron de la residencia y las guardaron en la vivienda del exmarido de López, en el sector La Malvinas de Mara. Las hermanas, hijos y allegados de la ama de casa piden justicia y que el crimen no quede impune. “Algo tan atroz no puede quedar impune y exigimos justicia una y otra vez”.

“Con las armas blancas te destruyen física y socialmente”
Para Catalina Labarca, socióloga y psicóloga de la Universidad Rafael Urdaneta (URU) y de la Universidad del Zulia, este tipo de acciones de corte perverso tiene que tener un cierto dominio social y en gran medida ese movimiento social es generado por los medios de comunicación, cuando muestran programas cargados de maldad. Hay personas que pueden ver esos actos como un hecho interesante dependiendo del nivel de psicopatía que tenga. Explicó que cuando a una persona se le disparan emocionalidades afectivas de manera tan intensa, esta pudiera pensar en actos dañinos o agresivos en contra de otro, porque está muy enojado, dolido o herido. Todo dependerá del nivel de distorsión de personalidad que tenga el
individuo, recalcó.

Cuando se sienten motivados sin barreras, sin limites personales a ejecutar ese tipo de acciones, no solamente destruyen el cuerpo físico de la persona, del daño material como la decapitación o la tortura, sino también destruye el aspecto más humano de la víctima, destruyen también su imagen social, porque la gente ya no lo recordará por quien era sino por cómo lo mataron. Hay una intencionalidad muy grande de acabar totalmente con todo lo que significas en el mundo.

Los detectives del CICPC indican que el 85 % de los crímenes pasionales son ejecutados con armas blancas. Ante esto, la profesional manifestó que las armas como cuchillos, navajas, chusos o machetes son utilizados por los victimarios porque son más personales. “Cuando ellos usan un arma blanca sienten el contacto directo con el cuerpo del otro, con su piel, su sangre. Ellos, de cierta forma, gozan con el dolor y el sufrimiento del otro. Cuando hablamos de la utilización de estas armas blancas también hablamos de un elemento sádico, con el que busca destruirte en todo sentido.

Según Labarca, estas personas que tengan trastornos y problemas de autocontrol van viendo estos hechos como algo normal. Y hasta la misma población lo ve tanto en los medios que ya es algo común. Esto también causa que la gente se vuelva paranoica de las relaciones sociales, de salir, de compartir.

Esto afecta hasta a las nuevas parejas de una u otra forma, porque por la difusión de estos temas la gente va tomando como malicia. Unas se fijan con quién están y las actitudes de este para sentirse seguras de que la persona no es violenta o no tiene trastornos, pero otras no. Además, que hay hombres o mujeres que no demuestran sus patologías a simple vista. Esas relaciones por internet se prestan para ese tipo de situaciones, puntualizó Labarca.

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