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Familiares de sexagenaria ultimada en La Polar aseguran saber quien fue el asesino

Emperatriz Olivar, de 68 años, perdió la vida el domingo cuando un sujeto armado le dio un tiro en la cara. Vecinos de La Polar protestaban por falta de agua cuando un grupo armado arremetió contra ellos

Emperatriz Aleja Olivar, de 68 años, estaba en su casa el pasado domingo 31 de marzo cuando fue asesinada de un disparo en el rostro por un pistolero.

Ella no protestaba. Solo estaba en su hogar con una biblia en la mano, tratando de que las horas del apagón pasaran rápido. Una serie de disparos que se escuchaban cerca de su calle la alertó de qué algo pasaba, se acercó al bahareque de su casa y en ese momento un grupo de personas se saltaban al interior. Ella sin saber el por qué de la situación fue sorprendida de inmediato por un disparo en el rostro que le cortó la vida de manera instantánea.

No hubo manera de socorrerla. Su cuerpo quedó tendido en el lugar. Su muerte fue por parte de un pistolero que le hacia disparos a un grupo de personas que decidieron, ese día, cerrar la avenida principal del barrio La Polar en señal de protesta por la falta de agua.

A menos de una semana del hecho sus familiares aseguran tener nombre y apellido de los responsables de lo sucedido. Señalan a un trabajador de la Alcaldía de San Francisco, miembro de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), de ser el autor material del crimen. Y también a una mujer, vocera comunal de la barriada, que habría incitado a realizar los disparos.

Se supo que un grupo de hombres armados, presuntos colectivos, irrumpieron las trancas que hacían varios pobladores de la zona de la parroquia Domitila Flores. Con disparos y golpes disolvieron a los grupos que reclamaban la falta del vital líquido que no llega por tubería desde hace tres meses y que para poder tenerlo deben comprarlo o esperar alguna cisterna que asigne la Alcaldía para que les surta.

La muerte de Emperatriz fue en la calle 182, con avenida 48R, casa 182-23, a una cuadra del conocido Depósito San Miguel, donde los manifestantes habían cerrado la avenida con pipas. Alrededor de 30 personas estaban en el lugar cuando en varias camionetas, dos motos y un camión llegaron los sujetos armados para amedrentarlos, cuentan los testigos del hecho.

De ahí la historia fue otra. La muerte de Emperatriz se consumó y una vecina también resultó herida con un disparo rasante en la cabeza. Otros dos jóvenes fueron golpeados dentro de la vivienda de la difunta y hasta ahora no hay detenidos por lo sucedido.

La familia Olivar quiere justicia. Han logrado dar indicios importantes a los sabuesos del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) subdelegación La Cañada quienes llevan el caso. José Olivar, sobrino de la difunta, quiere que el crimen no quede impune, ni que se politice. “Si mataron a mi tía no me importa si me amenazan. Quieren involucrar a otros dos que no fueron los responsables. Sabemos quien disparo y también el nombre de la mujer que iba con ellos recogiendo los casquillos, incitando a que siguieran disparando”, expresó.

Nerio Chacín, hijo de la ama de casa, espera justicia al igual que los otros dos hijos y nietos de su madre. La recuerdan como una mujer intachable, sin problemas y sin enemigos. Su único pecado fue estar en su casa, y ser sorprendida, por un pistolero, cegado por la violencia y beneficiado por la impunidad, que arremetió contra las personas como si se tratara de un pueblo sin ley.

 

 

 

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