El diario plural del Zulia

En una escuela acabó la tortura

Román Mejías, de 19 años, sometió por sesenta meses a sus tres sobrinas de 13, 11 y 8 años. El Cicpc lo detuvo luego que los éxamenes forenses arrojaran positivo. Sería penado como un menor

Debajo de un cují en un colegio de Maracaibo, en medio del recreo, dos compañeritas dialogan. Una de ellas, tiene marcada la aflicción en la cara.

—Mi padrastro me maltrata mucho, suelta.
La otra trata de consolarla con la mano en la cabeza.
—Quédate tranquila. A veces pasan cosas peores. Mi tío abusa de mí y aquí estoy…

La confesión, surgida en medio de una charla inocente, retrata la pesadilla que vivieron dos hermanitas por cinco años, al ser víctimas de su tío paterno, de 19 años, bajo el presunto conocimiento de su madre, abuela de las pequeñas de 11 y 13 años.

La conversación entre las amigas no trascendió entre salones de clase, timbres, morrales y tiza. La amiguita, conmovida, le contó a su abuela, quien no dudó de ir el pasado miércoles 2 de mayo al plantel para hablar con la maestra.

Cuando llamaron a su mamá ella pensó que se había caído, que estaba enferma o algo así, pero al llegar al colegio fue abordada por la directora de la institución y por la maestra de la niña. Preocupada, al ver a su hija, la docente le pidió a la niña que le contara lo que le había confiado a su amiga en el colegio. “Mami, Román abusa de mí y de mi hermana… Ya yo no quiero que esto me pase más a mí ni a mi hermana, y tampoco a mi hermanita”. Se refería a la menor, de apenas 8 años.

Sin fuerzas, mareada por el impacto de esas palabras, y con el mundo dándole vueltas en la cabeza se comunicó con su esposo, el papá de sus tres niñas. El hombre, que no tenía claro qué pasaba, llegó corriendo, preocupado, y al recibir la noticia entró en llanto, pero se recompuso y de inmediato, fue en un taxi a la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) a denunciar a su hermano Román Alberto Mejías Nava, quien tras los exámenes forenses fue aprehendido y remitido a los calabozos del cuerpo detectivesco.

II

“Siempre de alguna manera te dicen que está pasando algo. Cuando están muy pequeños se empiezan a orinar en la cama. Tienen conductas regresivas, dejan de hablar, son introvertidos, dejan de ir al colegio y bajan el rendimiento escolar, siempre hay un indicador”.

La reflexión pertenece a Elena Liebster, psicóloga infantil, especialista en el tema, quien asegura que 85 por ciento de casos de abuso sexual son cometidos por algún familiar o amigo cercano, según datos recopilados por el Consejo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. De ese porcentaje, estima Liebster, 40 por ciento es cometido
por un vecino o un amigo cercano a la familia y el otro 45 por ciento es intrafamiliar que ubica al padrastro
como el primer abusador, le sigue el tío y luego los primos y hermanos.

Carlos Trapani, coordinador general de Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), añade que este delito lo marcan factores de riesgo como el hacinamiento en los hogares, la pobreza, la falta de control, de oportunidades y de fortalecimiento de los cuidados parentales.

De lunes a viernes, por las tardes, de 12.00 p. m. a 8.00 p. m., cuando iba a trabajar, la madre dejaba a sus hijas en casa de su abuela paterna, en una vivienda ubicada en la Circunvalación 2.

Los testimonios de la mayor y de la segunda de tres hermanitas son muy fuertes: “Abuelita, Román me toca y me besa”, le habría contado la de 11 años.

La señora, que pasa de los 60 años, de tez blanca y cabello canoso, le habría replicado: “Ay sí, dejá estar. Ni se te ocurra decirle a tu padre porque se vuelve loco”, cuenta un familiar que asegura que el joven de 19 años se aprovechaba cuando su abuela dormía o veía novelas.

“Los padres deben estar alertas. En el caso de las madres no se dan cuenta porque no han pasado por esa situación. No les viene a la mente que el padre biológico o el tío abusan de su hija, es lo que menos se imagina, porque como ser humano quiere creer en la gente, no le entra en la cabeza cómo un adulto puede tocar a una niña”, advierte la psicóloga Elena Liebster.

III

Las familias están enfrentadas desde el día de la detención del adolescente. El Cicpc llegó a la residencia del victimario, y, según trascendió, la madre reclamó a su hijo, padre de las niñas, por no avisarle que iba la policía para que pudiera huir. La madre de Román, en varias oportunidades, le habría dicho a su segundo hijo de tres, padre de las niñas, que tras la detención él la había “matado” a ella y a su padre.

Ellos sostienen que el joven es inocente y que todo se trata de una mentira de la madre de las menores afectadas. Las pequeñas, sin embargo, fueron sometidas a varios estudios médicos y psicológicos que determinaron que sí fueron víctimas de abusos sexuales constantes que les dejarán secuelas. Actualmente padecen de depresión.

Román Mejías, a simple vista, es un muchacho cordial, apuesto, bien vestido, bachiller y querido por su entorno. Sus ingresos eran producto de la minería de bitcoins a través de juegos en línea. Las niñas destacan su carácter agresivo.
Habría amenazado con matarlas si contaban lo que pasaba.

Liebster, directora de la Asociación Afecto Venezuela, alerta que la gente tiende a fantasear creyendo que un abusador es un malandro, drogadicto, con tatuajes y ese no es su perfil. Las estadísticas indican, en sus palabras, que se trata de una persona promedio, que terminó el bachillerato, tiene hijos, está casado, asiste a alguna iglesia y tiende a ser encantador.

“El tío abusador tiende a ofrecerse a buscar a los niños al colegio, a darle atenciones y regalos. Lleva hasta seis meses para cometer el abuso”, acota.

La causa la inició la Fiscalía 35 del Ministerio Público, pero luego el caso lo asumió la Fiscalía 31 con competencia en Responsabilidad Penal en Adolescentes, lo que genera sumo malestar en los padres de las afectadas porque el joven sería procesado como un menor de edad, que a pesar de haber comenzado el delito siendo un jovencito de 14 años, hasta la fecha ya es un hombre con 19 años y no debería tener beneficios, alegan.

El procesado tiene un defensor privado y allegados a la familia aseguraron que estaba gestionando su libertad para que pudiera irse del país. Pero la nueva fecha de la audiencia preliminar es para el 12 de junio a las 10:55 a. m. Entonces se definiría el destino del tío.

La familia se enfrentó en la prueba anticipada. A las niñas les tocó rememorar el dolor que padecieron por cinco años. Suelen tener pesadillas, temen por la vida de sus papás y no desean que lo que les pasó se repita. Piensan que de salir su tío, las amenazas que les hizo se cumplan.

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