El doloroso sepelio de María Gracia
"Dios mío, ¿por qué no me contestas? Amamos mucho a María, Señor", fueron las sentidas palabras de uno de los dolientes de la estudiante de Artes Plásticas de la Universidad del Zulia (LUZ), María Gracia Reyes, quien aproximadamente a las 11:50 de esta mañana fue sepultada en una fosa, situada a unos tres metros de un árbol de gran tamaño, sin hojas, en el cementerio Jardines La Chinita.
María, de 18 años, perdió la vida a manos de dos sujetos de nacionalidad árabe, el pasado primero de marzo, en el barrio San Sebastián. Metid Salim y su hijo, Hachem Salim, fueron los autores del macabro hecho. Ambos, presuntamente, abusaron de ella y luego la estrangularon con un cable, según la policía.
Nathaly Reyes, hermana de la universitaria, no para de llorar. Estaba destrozada. "Yo quería conseguirte, pero no así", exclamó cerca de la urna con los restos de la muchacha, mientras por el rostro corrían muchas lágrimas.
No quiero que te quedes aquí; no quiero. Ay María, no te queremos perder". Las conmovedoras palabras de Nathaly causaron una especie de reacción en cadena. Hasta los varones, familiares, amigos y allegados, lloraron como un niño, dando rienda suelta al dolor.
Más temprano, el ataúd forrado con plástico, fue llevado por los deudos, desde la casa de la hermana, en la Villa Luchadores Bolivarianos, vía a La Cañada, hasta la casa materna, en el barrio Estrella del Sur, cerca del sector Carabobo, vía Perijá.
Las oraciones colmaron en la vivienda de Judith Sanjuán, adolorida madre de María. Los hermanos recordaron a aquella muchacha que iluminaba el ambiente con una sonrisa. De hecho, sus compañeros de Artes Plásticas la recuerdan como "María Sonrisa".
María tuvo muchos sueños, expresados en diciembre, en el rito del Espíritu de la Navidad. Pidió por la paz de Venezuela, que no hubiera más violencia. También aspiraba estudiar Ingeniería Civil, cuando culminara su carrera de Artes Plásticas.
Al encuentro con Dios
Eran las 11:30 de la mañana. Una furgoneta verde trasladaba a la señora Judith y a otros familiares, que acompañaban el féretro con los restos de María.
Además de los parientes de la joven, un autobús de la Alcaldía de Maracaibo trasladaba a un nutrido grupo de estudiantes universitarios, varios de ellos compañeros de clases de la víctima.Todos estaban consternados, al igual que los hermanos. Llegaron a la parcela donde estaba el hoyo en el que depositarían la urna con María. Familiares y amigos se bajaron del bus y de otras unidades donde se trasladaron para despedirla.
Los estudiantes cargaban las dos pinturas con el rostro de María; una, en sepia, y la otra, más colorida, que reflejaba la sonrisa de la chica, y tras de su rostro unas rosas rosadas y un sol.
Las lágrimas comenzaron a salir solas, al momento de acercarse a la última morada de la estudiante. "Ay, María", gritaba la hermana, y ella y los consanguíneos se abrazaron en torno al cajón donde estaba la muchacha. Luego de una serie de cánticos en homenaje a María, comenzaron a sepultarla, ante el indetenible llanto de los familiares.
De los resultados de la autopsia, trascendió que a la víctima, tal como lo dijo Versión Final, días atrás, la estrangularon con un cable. Y además fue objeto de violencia sexual, por parte de los árabes. Los hombres cayeron muertos el martes 26, en el barrio San Sebastián, en la casa donde estaban alquilados, luego de un enfrentamiento con detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Ese mismo día terminó la búsqueda, y comenzó el dolor entre quienes querían encontrar a María, pues esperaban hallarla con vida, con su sonrisa sin igual, pero en cambio recibieron, de parte de los policías, la nefasta noticia sobre su fallecimiento.