El diario plural del Zulia

Dos dogos de Burdeos matan a madre e hija en Madrid

Eva, de 40 años, llegó a su chalé de Colmenar de Oreja y se encontró a Luisa, de 57 años, herida por las dentelladas de los perros. Murió al intertar salvarla

Un trágico suceso sacudió la tarde de este miércoles la tranquila localidad de Colmenar de Oreja (8.000 habitantes), a poco más de 40 kilómetros de Madrid, según reseña el ABC de España.

Una mujer y su hija fueron halladas muertas después de que dos de sus perros las atacaran en su vivienda. Los animales, dogos de Burdeos, no se encuentran en el listado de ocho razas potencialmente peligrosas en el decreto estatal que los regula; pero sí reúnen las particularidades para ser catalogados como tales de manera genérica. La Guardia Civil estudia las circunstancias en que se desarrollaron los hechos.

Fuentes del caso indicaron que en el patio de la vivienda unifamiliar, situada en el número 578 de la calle de Ibor, en la urbanización Balcón del Tajo Oeste, había cuatro canes.

Dos atados (uno de ellos estaba enfermo) y los otros sueltos. Son estos últimos los que habrían mordido primero a la madre, Luisa Pozas, española de 57 años, que presentaba numerosas dentelladas por prácticamente todo el cuerpo. Su hija, Eva González Pozas, de 40, acudió al chalé a recoger a la madre para ir al trabajo. La había estado telefoneando pero no contestaba. Al entrar en la vivienda, se encontró con la espantosa escena y quiso ayudarla, pero los perros también se abalanzaron sobre ella. Hasta matarla.

Aunque presentaba menos lesiones que su progenitora, sí la habían mordido en el cuello, en la yugular, lo que provocó su muerte. Los médicos del Summa no pudieron más que certificar los óbitos, informó Emergencias Comunidad de Madrid.

No cogía el teléfono

La primera llamada de alerta la recibieron del padre, Francisco Javier González Lavisier, quien tampoco tenía noticias de su familia. Llegó al chalé y, al percatarse de lo ocurrido, presa del pánico, dio aviso a su hermano y a la vez yerno, Joaquín. Ambos tuvieron que ser atendidos por los psicólogos por fortísimas crisis de ansiedad, además de otros familiares. Antes, los hombres lograron reducir a los perros, que fueron llevados luego por agentes del Seprona de la Guardia Civil al Centro de Acogida de Animales del Gobierno regional.

Sobre las cinco de la tarde, el juzgado de guardia ordenó el levantamiento de los cadáveres, que fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense del municipio vecino de Aranjuez, donde les serán practicadas las autopsias. En cuanto a los animales, también serán puestos en cuarentena y serán analizados por si presentan algún tipo de alteración o enfermedad que originaran tan macabras muertes. Anoche no se sabía si estaban registrados debidamente.

El laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, junto al Equipo de Policía Judicial del puesto principal de Pinto, practicaron una primera inspección visual en el domicilio, para esclarecer la secuencia de hechos.

La familia llevaba viviendo en la urbanización, que está a unos 15 kilómetros del casco urbano de Colmenar de Oreja, entre ocho y diez años. No eran muy conocidos por la zona, debido a que hay mucha segunda residencia en la colonia. Eso sí, los vecinos manifestaron que son muchos los residentes que cuentan con perros para la seguridad de las fincas. De hecho, algunas personas mayores pasean con palos asustados por sus ladridos, por lo que ha habido quejas, si bien no hay animales sueltos, precisó el presidente de la Junta de Compensación del Balcón del Tajo Oeste.

Las víctimas, sobre todo Luisa, eran unas grandes amantes de los perros. Es más, la madre, un día antes de los hechos, colgó en su muro de Facebook un vídeo en defensa de aquellas razas que socialmente están consideradas como peligrosas.

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