El diario plural del Zulia

Degüella a su amigo por no dar dinero para el ron

La víctima era un cantante ocasional de vallenatos. El homicida iba a quemar y enterrar el cuerpo, pero no lo logró

“Mira lo que tengo aquí, un regalito”, repetía entre carcajadas el homicida a todos los que pasaban frente a su casa. Deseaba que admiraran su “hazaña”. Unas cuatro horas antes habría degollado a su compañero por una botella de ron.

En una casa de fachada rosada, en el barrio Luis Aparicio, vía La Cañada, en San Francisco, consumían licor cuatro hombres. Ayer, a las 5:00 a. m., la reserva de la bebida se acabó. “Darwin El Sicario”, como era conocido el asesino entre los vecinos del sector, pidió a Hilario José Peña Polo, de 38 años, que le diera dinero para comprar una botella y así continuar con “la rumba”, pero la víctima se negó.

En represalias, “Darwin El Sicario” tomó un cuchillo y le cortó el cuello a su amigo. Como última estocada le hundió el objeto punzopenetrante en la cabeza. Los gritos ensordecedores despertaron a los residentes. El infortunado quedó sin signos vitales en el sitio. Los otros dos acompañantes huyeron en una motocicleta, una hora más tarde del crimen.

El lugar estaba rodeado por curiosos. Entre voces se escuchaban múltiples comentarios. Los espectadores reconocían al homicida como Darwin Engerbeth Sánchez, de 35 años.

Un cantante

Familiares de Peña llegaron al sitio. Entraron a la casa con firmeza, incrédulos, como si todo se tratase de un chiste cruel. Pero salieron devastados. La sangre de Hilario estaba esparcida por toda la sala. El rastro se extendía hasta la puerta trasera. “Darwin El Sicario” intentó llevarlo hasta el patio. Habría asegurado a los vecinos que pretendía cortarlo a la mitad para quemar una parte, junto a un montículo de basura, y enterrar la otra.

“Salió a la carretera gritando. Me pedía una pala y gasolina. Se molestó cuando le dije que no tenía, afortunadamente no me hizo nada”, afirmó una mujer que se encontraba en el lugar.

Hilario José Peña no trabajaba, tampoco tenía hijos. Vivía con su madre en el barrio 19 de Abril, de la parroquia Domitila Flores. No tenía un trabajo fijo, a veces “marañaba” como cantante, “El ñato del vallenato” era su nombre artístico. Los vecinos aseguraron que tenían tres días consecutivos viendo al malogrado hombre ingresar a la vivienda donde lo degollaron. Agregaron que el sitio funciona como una guarida para el consumo de drogas y otras prácticas ilícitas

Una chemise azul y unas bermudas celestes vestía el asesino. Con las piernas manchadas de sangre caminaba por las calles con naturalidad y orgullo. Sin una pizca de sentimiento de culpa. En un descuido, huyó del lugar del asesinato, sin que los moradores de la barriada lo pudieran retener.

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