El diario plural del Zulia

Cuatro parroquias registran 274 homicidios en 2016

En cuatro parroquias del oeste de Maracaibo se concentra la mayor cantidad de asesinatos durante 2016. Se trata de barriadas y sectores donde impera la marginalidad y en las que se han producido múltiples crímenes, en su mayoría, por venganza.

Un total de 274 homicidios se registraron en las parroquias Antonio Borjas Romero, donde hubo 86; Francisco Eugenio Bustamante, con 83; Venancio Pulgar, con 54, e Idelfonso Vásquez, con 51, de acuerdo con el conteo que lleva Versión Final, con base en lo recopilado en morgues, velorios y notas de prensa.

Uno de los casos más sonados se produjo el pasado 19 de junio, cuando un grupo de sujetos emboscó a dos jó- venes, para asesinarlos en un terreno lleno de matorrales y espinas, situado en la avenida 131, del barrio La Paz, detrás del ambulatorio de Plateja y a unos 600 metros de la vía a La Musical, en la parroquia Borjas Romero.

Eran Oscar Antonio Andrade Bracho, de 17 años, y su amigo Ángelo Enrique Urribarrí Fuenmayor, de 19, quienes presentaron varios impactos de bala en la cabeza.

También se recuerda el doble asesinato que se originó en la mencionada parroquia, el pasado 19 de noviembre, en la vía a El Country, sector La Rinconada, donde sicarios liquidaron al ofi - cial del Cuerpo de Policía Bolivariana del Estado Zulia (Cpbez), Jorge Luis González Romero, de 27 años, y su acompañante Yohendry José Delgado González, de 29, quienes se transportaban en un Chevrolet Spark.

Dantesco fue el triple asesinato ocurrido el pasado 20 de julio, cuando mataron con disparos de un fusil de asalto R15 a Rafael Eduardo Pérez, de 49 años; Rafael Daza, de 28 y Xavier Sierra, de 54, en el parcelamiento El Rosario, de El Palotal, en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante.

homicidios

Al norte y al sur

Tras las cuatro parroquias ubicadas en el oeste marabino, donde hubo más casos, en la Coquivacoa, ubicada al norte de la ciudad, se produjeron 39 crímenes. Barrios como Teotiste Gallegos, Los Pescadores, Santa Rosa de Agua o 18 de Octubre figuran entre los escenarios de sangre.

En el sur de Maracaibo, las parroquias Luis Hurtado Higuera, con 28, y Manuel Dagnino, con 27, fueron el campo de otros homicidios.

La parroquia Cristo de Aranza, al sur de la ciudad, vivió el calvario de 24 asesinatos, causando estragos en comunidades como Haticos, Pomona y el barrio Altamira Norte, entre otras.

Crisis social

El sociólogo zuliano Énder Arenas afi rma que la pobreza es una variable que puede propender a la delincuencia y al delito, sobre todo porque en esos sectores marginales se registran altas tasas de desempleo y de promiscuidad, hay poca atención social y un enorme défi cit de escolaridad, con hogares donde falta el padre, la madre o ambos.

“Son sectores muy golpeados por la gran crisis socionormativa que vive hoy en día la sociedad venezolana, especialmente en los últimos cinco años, cuando la hemos visto como nunca antes. En este caso, nadie puede hacer valer sus valores como si fueran compartidos por todos”, aseveró.

Comentó que en Venezuela hay un 76 por ciento de pobres, un 48 por ciento que come solamente dos veces al día, un 20 por ciento que come una vez.

Esos sectores populares que viven bajo el impacto de la pobreza, señala el sociólogo, “son proclives a la delincuencia, con una gran violencia, incluso con una dosis de crueldad donde el victimario, para ser reconocido, le hace un daño terrible a sus víctimas”.

“Son zonas que viven bajo el impacto general de la delincuencia, que para poder subsistir establecen estrategias de sobrevivencia, la delincuencia, el robo, el atraco, el hurto y por supuesto victimizar a sus víctimas”, resaltó. Considera que se requiere un gran trabajo para volver a recuperar valores que pueden ser compartidos por todos. “Y eso es bien difícil en las circunstancias actuales, por la gran crisis sistémica que ya existe, es decir, una crisis sistémica que ha perjudicado la vida diaria de los venezolanos, especialmente en esos sectores”, apuntó.

No obstante, el director ejecutivo del Observatorio de Delito Organizado, sociólogo Luis Cedeño, difi ere de la visión expuesta por su colega, al destacar que se ha tratado de desvincular la idea de que la pobreza tiene una correlación directa con la inseguridad.

“Hay muchos países, muchos más pobres que Venezuela, sin los problemas de violencia homicida que nosotros reportamos”, dijo.

Habló Cedeño del preocupante repunte de asesinatos este año, respecto a 2015. Según el sociólogo, ese incremento de crímenes puede responder a varias circunstancias, como la crisis económica, sobre todo, a su juicio, por frustración.

“Las personas se sienten frustradas o la tensión aumenta porque no existe una congruencia entre los medios y los fi nes. La gente tiene trabajo, percibe un salario, pero no puede comprar comida (porque esta se ha vuelto inaccesible, por ejemplo). Se generan niveles crecientes de intolerancia, que posteriormente podrían generar eventos violentos que desencadenan en homicidios”, alega el director del observatorio.

Un fenómeno particular

Para Arenas, el sicariato en las zonas marginales es un fenómeno muy particular, inclusive en el Zulia, donde hay bandas que se dedican a cobrar para matar y a cobrar sumas a veces irrisorias. Allí jóvenes incluso en edad escolar portan armas, acumulan ciertas fortunas por “trabajos realizados”, y según el sociólogo se trata de una crisis muy generalizada en la sociedad.

 

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