El diario plural del Zulia

Crímenes múltiples: sangre en las calles zulianas

Trabaja en silencio, como un cazador sigue a sus objetivos. Los acecha hasta verlos indefensos y solitarios. Allí los acorrala y finaliza su trabajo. Descarga su arma de fuego contra las víctimas al verlos caer y desangrarse; huye a toda velocidad, su objetivo se cumplió, ya está muerto.

Los crímenes por encargo en el Zulia ocurren ante la mirada de los cuerpos de seguridad del Estado. Hasta ahora varios de los ocurridos en el décimo mes del 2016 no se han esclarecido. Veinticinco víctimas de 11 casos encienden las alarmas de la colectividad zuliana, psicólogos y sociólogos.

Entre el 12 y 18 de octubre los principales titulares de la prensa hablaban sobre estos casos. Se cometieron tres triples homicidios y la misma cantidad de dobles. Uno de los más sonados es el asesinato de Neiro Antonio Rodríguez Urdaneta, alias “El Gato”, de 55 años y Wiitter de Jesús Castillo Bravo, de 58, en el sector La Curva de Molina, transcurría la mañana de aquel día festivo cuando el bullicio de los vendedores se vio interrumpido por una veintena de detonaciones; mientras la sangre corría, los homicidas huían en el vehículo de su preferencia, una motocicleta. Semanas después resultaron liquidados por sabuesos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

En una zona enmontada en el municipio Jesús María Semprún, moradores hallaron baleados los cuerpos de un dúo en avanzado estado de descomposición. Las investigaciones que llevan a cabo el Cicpc arrojan en las primeras pesquisas que se trata de una venganza.

Y así poco a poco se fueron tejiendo otros homicidios que horrorizaron a más de uno. En octubre 17, sicarios asesinaron a seis personas, todas ellas de sexo masculino. A los primeros los asesinaron en un rancho de latas en el municipio Jesús Enrique Lossada. Entre las víctimas, dos eran hermanos, el otro, amigo de los consanguíneos.

William Gómez Padilla, de 34; Will Gómez Padilla, de 19 y Jhoangel Jesús Castellano González, de 20; dormían cuando un grupo de hombres fuertemente armados llegó al barrio Jaime Lusinchi y les dispararon frente a la progenitora de los Gómez Padilla. Un hilo de informaciones se corrió. A una de las víctimas la señalaron de participar en un homicidio y sería el principal objetivo de los maleantes. Allí participaron tres personas que no sobrepasaban los 30 años. Mientras cometían el crimen, un delincuente los esperaba en una camioneta oscura.

En otra latitud del Zulia, en el municipio Santa Rita, específicamente en la playa Barrios del sector Los Andes, “El Canaguaro” ordenó una triple matanza. Los hermanos Johandry José Cumare y Eduardo Jesús Cumare, ambos de 29 años, junto a su amigo Ricardo José Revilla Romero, de 46, fueron asesinados al amanecer del 17 de octubre a orillas del balneario.

La policía científica, en este hecho, manejó la venganza. “’El Canaguaro’ decidió darle muerte porque las víctimas se dedicaban al robo de lanchas y al percatarse de que estaban incurriendo en su terreno lo más lógico era liquidarlos”, precisó en su momento una fuente ligada a la investigación.

Los sabuesos no habían iniciado muy bien las investigaciones de esos dos crímenes, cuando dos más retumbaron en la localidad. Tres jóvenes provenientes de Trujillo para presuntamente concretar la compra de un vehículo aparecieron semidesnudos, amordazados y ajusticiados en una trilla enmontada en los límites de los barrios Estrella de Belén y Ancón Alto.

El trío de amigos salió en un Ford Ka azul cuando bandas organizadas que operan en la vía Trujillo-Zulia los interceptaron para despojarlos de sus pertenencias.

Gustavo Enrique Rondón Chaparro, de 26 años; Ángel de Jesús Domínguez, de 21 y Josué Rivas, de 24, llevaban unas 20 horas desaparecidos. Salieron de sus residencias en la población de Betijoque, municipio Rafael Rangel de Trujillo, con la premisa de adquirir un automotor, pero lo único que hallaron fue la muerte. Sus parientes los reconocieron tres días después en la morgue forense de LUZ. Residentes de Estrella de Belén contaron que vieron cuando de un carro oscuro bajaron a los infortunados y les dispararon en la cabeza.

La tarde de ese martes en Campo Boscán, de Jesús Enrique Lossada, sicarios ultimaron a dos mototaxistas. Jhonderver Jhoniel Suárez Romero, de 20 años, y Rony Enrique Rincón Gutiérrez, de 26, salieron a comprar sus almuerzos en el centro de La Concepción cuando delincuentes les dispararon para robarles sus pertenencias. Octubre cerró con un doble crimen en Machiques. Llegaron a una esta de Halloween y asesinaron a dos hombres a sangre fría. Los victimarios estaban disfrazados de diablos.

 Angustia y zozobra

Zozobra, ansiedad y angustia genera en toda la colectividad este tipo de hechos según expertos en psicología. “Para todos genera una gran angustia leer noticias negativas.

Cada vez son más los hechos cruentos que llenan las páginas de los diferentes medios de comunicación. La calidad de vida del zuliano y venezolano en general ha desmejorado notablemente por los altos índices delictivos que conseguimos en la calle”, aseguró María Alcalá, psicóloga jubilada.

Impunidad en repunte

Luis Izquiel, criminólogo y penalista, aseguró a este rotativo que “en Venezuela se mantiene la criminalidad porque el sistema carcelario y penal no funciona a cabalidad. De 100 homicidios que se cometen solo dos se resuelven, es decir hay un 98 por ciento de impunidad”, destacó.

Asimismo, manifestó que la pena máxima en el país para este tipo de hechos son 30 años, pero debido a los beneficios que se le brinda a los penados muchos no llegan a purgar la mitad de la condena.

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