El diario plural del Zulia

Baleado frente al Edén tenía antecedentes

A Gabriel Ferrer lo asesinaron el pasado jueves en horas de la tarde, en la parroquia La Concepción. Su madre descarta la versión policial y asegura que era un hombre sano y que no tenía deudas

A Gabriel Enrique Bravo Ferrer, de 33 años, lo asesinaron el pasado jueves en la tarde. Su madre estaba a solo dos cuadras de distancia, cuando ocurrió el hecho, diagonal al cementerio El Edén, parroquia La Concepción, municipio Jesús Enrique Lossada.

Recuerda muy poco del suceso y las características de los homicidas, en aquel momento solo le preocupaba que su hijo siguiera con vida. La mujer asegura que era un hombre sano y sin problemas. Sin embargo, según los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Gabriel estaba solicitado por el delito de Robo.

Ayer, Margelis Josefina Ferrer esperaba frente a la morgue de La Universidad del Zulia (LUZ) que le entregaran el cadáver baleado de su hijo. Su rostro expresaba una profunda tristeza, pero estaba negada a llorar.

Gabriel Enrique desde hace tres meses trabajaba como vendedor ambulante de desodorantes. Previo a ello, laboraba en una fábrica de queso, ubicada entre el kilómetro 20 y el 25. Tenía casi un año separado de su esposa. Vivía solo en una casa de láminas de zinc, a pocos metros de donde lo acribillaron. De acuerdo a la versión de la progenitora, Gabriel no tenía problemas con nadie y odiaba las deudas. Descartó la hipótesis policial y desconoció las razones por las que lo asesinaron de esa forma.

Cinco menores de edad lloran la muerte de su padre. El infortunado dejó en la orfandad a dos adolescentes de 17 y 15 años, y a tres niños de 10, 6 y 4 años. Era el penúltimo de cuatro hermanos.

Asesinato

Margelis Ferrer asegura que escuchó más de ocho detonaciones. Cuando se volteó cuatro hampones, a bordo de dos motocicletas, huían de la escena del crimen.

Desesperada, la mujer corrió dos cuadras para ver a su hijo, quien estaba tendido sobre el pavimento. Tenía impactos de bala en toda su humanidad, dos de esos proyectiles le atravesaron la cabeza. “Yo me tire al piso con él, intenté ayudarlo, pero ya era inútil”, puntualizó la progenitora.

El hecho ocurrió a las 3:00 de la tarde, en el sector El Edén.

Margelis agregó que esa tarde, Gabriel había vuelto de trabajar temprano porque le dolía la cabeza.

Caminó unas cuadras desde su casa hasta el camposanto para encontrarse con ella. La intención era recibir algo de comida. No habían pasado dos minutos que la señora se marchó, cuando lo interceptaron, lo tenían vigilado.

 

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