El diario plural del Zulia

Asesinan al vigilante de un concesionario en la C-1

Vecinos del sector Sabaneta encontraron el cadáver del celador el martes a las 9.00 p. m. Estaba maniatado

El cadáver de José Enrique Vargas, de 54 años, está sobre el piso de la oficina. Hay mucha sangre. Maniatado, tiene un orificio en el abdomen. Un niño de 10 años es el primero en contemplar la cruda escena.

El pequeño es nieto de Dávila Mendoza, una vecina del concesionario. A las 9:00 de la noche la mujer envía al pequeño para “Tu Auto Zamaria”, un negocio de venta, compra y consignación de vehículos ubicado en el sector Sabaneta, en la Circunvalación 1, a 300 metros del Puente Santa Clara. Su objetivo es llevarle un plato de comida al vigilante, quien cumple con su jornada laboral.

Vargas no espera su cena. El niño grita varias veces, lo llama, pero no obtiene respuesta alguna. Ingresar al negocio no resulta barrera para el joven. Es delgado, entra sin problemas entre los barrotes de la reja.

Adentro se consigue con rastros rojos. Al final del camino le conmociona lo que ve. El vigilante está muerto. El pequeño corre de vuelta con su abuela, la noticia no resulta creíble. Dávila insegura de la versión, ordena a su otro nieto, de 18 años que se cerciore. El muchacho no vuelve con un mensaje alentador.

Dan parte a las autoridades. En el estacionamiento del local hay ocho vehículos. Algunos nuevos y otros usados. Todos tienen las puertas, maleteros y capotas abiertas. A todos les robaron las baterías.

En la oficina, además de los restos del celador, hay un desastre. Cables dispersos y desconectados; espacios vacíos donde había computadoras. Familiares llegan. Se estremecen. Recuerdan que Vargas llevaba casi una década de trabajo en el concesionario.

La ejecución

Testigos presenciales refieren a los peritos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) que escucharon ruidos unas horas antes del hallazgo.

El infortunado se habría negado a permitirles el paso a los hampones, pero estos no se dieron por vencidos. Encontraron un orificio en la pared trasera del negocio. Ingresaron y sorprendieron a Vargas. En represalia por tratar de impedir el asalto lo ejecutaron y luego se hicieron con el botín. La víctima vivía con su sobrino en el barrio Brisas del Sur, vía Los Robles. Era soltero y no tenía hijos.

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