El diario plural del Zulia

Felicidad vs El qué dirán

Pasamos la vida pensando en el qué dirán ante las decisiones que tomamos. Creemos que las valoraciones personales de los vecinos, conocidos, amigos e incluso familiares tienen mayor fuerza y racionalidad que el ser feliz, y no nos damos cuenta que el tiempo se mueve y el cuerpo envejece. Mientras los otros son felices, puedes encerrarte en guerras internas creadas por el convencionalismo y los presuntos estándares de comportamiento que tradicionalmente se denotan en la sociedad. Todo es blanco o negro. Eres hombre o mujer. No decides por la opinión de otros

En este sentido, ante esta situación donde existe el querer realizar algo o concretar una idea. También, mejorar comportamientos o cambios de vida de acuerdo con la toma de decisiones, hay que tener claro que como ser humano tienes derechos.

El primer derecho que tenemos es a juzgar nuestro propio comportamiento, nuestros pensamientos y emociones. Así mismo, a tomar la responsabilidad de su iniciación y de sus consecuencias. Si cometes errores, puedes juzgarte. Pero si no pasa nada y otros quieren poner el dedo en tu contra debes poner límites ¿cómo hacerlo? Debes aprender a marcar distancia, a exigir tu espacio personal y a protegerlo ante cualquier amenaza que te quite la paz.

En segundo lugar, tenemos derecho a no dar razones o excusas para justificar nuestro comportamiento. Sé quien quieras ser y haz lo que te plazca. Si tu comportamiento no es delictivo, no tienes que darle razones o justificaciones sobre tu actuar a otros. Claro, si quieres tener buenas relaciones, puedes darle la vuelta a la persona con un tema distinto o simplemente no responder y hacerle saber que eres adulto y puedes tomar tus propias decisiones sin explicar el porqué.

Así mismo, tienes derecho a opinar si te incumbe. Sólo así. Si a través de tu intervención resuelves un conflicto de otro y esa persona te lo permite porque es cercana a ti, es aplaudible que intercedas, de lo contrario sería ser metiche.

Tenemos derecho a cambiar de parecer

Por supuesto que sí. Un día tienes un punto de vista. Hoy te gusta el café, mañana te gusta el chocolate y quizás el próximo año te encanten las fresas. Es cuestión de gustos, momentos y necesidades. No nos vamos muy lejos; si eres mujer y te gustan los hombres, no tiene nada de malo que te llame la atención otra mujer. Si te gusta, bienvenida al mundo de los colores. No todo debe ser blanco y negro. Tú decides qué cambios te harán aún más feliz y enriquecerán tu vida con nuevas experiencias.

Tenemos derecho a decir “no lo sé”

Si te especializas en un área y de pronto no conoces una respuesta certera a una interrogante, puedes decir que no lo sabes. No necesariamente debes saberlo todo. El mar es muy profundo y la vida muy corta. Aprender y conocer lo necesario es viable. Si eres de los que le gusta aprender algo todos los días, es una decisión excelente; pero si no, también es tu decisión.

Igualmente tienes derecho a decir “no lo entiendo” y a tomar decisiones ajenas a la lógica. Y finalmente tenemos derecho a decir “no me importa”, así que si no te importa el punto de vista de otros o una situación emergente, no es que seas grosero, simplemente expresas tu opinión, planteas que no te importa y decides no escuchar a quien no quieres escuchar porque no estás obligado a hacerlo. Aunque siempre debe existir una línea de respeto mutuo.

Al conocer tus derechos y ejercerlos en tus vínculos sociales con afectividad, cordialidad y respeto, inicias la construcción de una vida más saludable, con relaciones estables y conversaciones más agradables, que te ayudarán a ganar personas que te hagan mejor ser humano y aporten valor en vez de aquellos que señalan, critican y tratan de destruir lo que quieres hacer.

Toma en cuenta que la libertad es la facultad o capacidad del el ser humano de actuar o no actuar siguiendo según su criterio y voluntad. Eres libre para ser feliz.

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