El diario plural del Zulia

Cuatro consejos que debes saber si tratas con personas quejosas

Bernardo Stamatea en su libro “Gente tóxica” describe qué cosas no hacer con personas que se quejan todo el tiempo.

El quejarse demasiado puede convertirse en un hábito muy dañino para salud mental de las personas; tanto como a la persona que se queja como la que recibe los mensajes negativos. Quizás te resulte molesto y a través de una comunicación fluida donde se destaque la lógica hayas querido afrontar situaciones; sin embargo, todo ha sido en vano.

La persona quejosa sólo cambiará si toma la decisión de hacerlo. Pero no es nada fácil que lo haga. Tampoco intentar que tome la decisión. Ante estas situaciones comunicativas engorrosas, Stamatea plantea las 4 cosas que no hay que hacer con este tipo de personas.

1 No le des la razón cuando se queje ni te muestres de acuerdo con sus quejas

La persona que se queja y recibe aceptación a la primera, seguirá soltando quejas sin parar hasta llegar a un punto de confusión, distorsión y hasta el conflicto en sí.

2 No lleves la contraria

Las personas quejosas se quejan por todo. No paran de hablar, pero debes dejar que se exprese. No cometas el error de llevarle la contraria, se enfrascará en un lío emocional ya que le has dado en su criterio y a las personas quejosas les molesta eso. Deja que la difusión de su mensaje sea fluido. Trata de darle la vuelta a la conversación. Ponte creativo. Lleva la temática a un lugar más interesante.

3 No intentes solucionar el problema

Si la persona se queja constantemente, encontrará otro problema que debas resolver. No vale la pena perder el tiempo con una persona así. Nunca hay soluciones para ellas. La desesperación, estrés y preocupación se apoderan del individuo y aunque exista paz, siempre hay un problema.

La queja es normal en ellos.

4 No des consejos

Las personas que se quejan sólo buscan eso. No quieren respuestas. En reiteradas ocasiones las respuestas son obvias pero igual se quejan. Proyectan a los demás sus problemas, echan culpas, señalan y nunca nadie tiene la razón, sólo cabe el sentido para las quejas y los problemas que son reales, aplastantes y sin solución aparente.

En este sentido, es válido resaltar que las personas que tienen iniciativa resultan ser las que no se quejan, porque más allá de tener una actitud reactiva, observan los problemas como un obstáculo para resolver; por lo contrario, las personas que no tienen iniciativa le tienen miedo a todo. No buscan soluciones, pero si las tienen igual se quejan, así que no vale la pena seguir la corriente.

Lo que puedas hacer no vale la pena.  La persona quejosa debe tomar la decisión de cambiar. Aunque la forma de comunicación sea aprendida desde un entorno donde el patrón es común y normal, sí se puede cambiar.

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