El diario plural del Zulia

Venezuela está en inseguridad alimentaria transitoria

Se sabe de madres que compran tiras de masas artificiales, las cubren con azúcar y las fríen para darle de cenar o desayunar a sus hijos. Hay familias que solo comen una o dos veces al día y no completan las dos mil calorías diarias que se requieren para desarrollarse óptimamente.

También hay personas que hurgan basura para comer.

cifrasversionfinalSi para el cronista Martín Caparrós el hambre es, en sus recuerdos para viejos, “un chico con la panza hinchada y las piernas flaquitas” en Nigeria, para el maracaibero —y para el venezolano— es una señora ama de casa o un muchacho TSU en Informática removiendo bolsas de desperdicios a las afueras de un restaurante.

Francisco, tiene cara de Francisco. Así se llamará de ahora en adelante. 37 años, un par de hijos que poco ve, exesposa. Chemisse marrón, pantalón azul, zapatos deportivos y un morral. Impecable y bien educado. Circunstancias adversas lo llevaron a perder su trabajo en una compañía de camiones al vacío y lo alejaron de ejercer su profesión de informático.

Todas las noches, cuentan trabajadores de un restaurante de 5 de julio, lo ven merodeando los alrededores. Es que Francisco espera, espera con un grupo de diez personas más, a que el mesonero de turno saque cajas de los restos de comida que los clientes dejaron en el plato.

“Se ven limpios, no son indigentes”, apunta un muchacho moreno que se toma el descanso reglamentario en una de las bancas del frente. Conoce a Francisco, lo ha visto desde abril o mayo, tal vez más.

Lo que hace el muchacho moreno y sus compañeros es sencillo: cada noche apartan la basura del baño y demás desperdicios de los restos de comida dejados por los clientes. Así, quienes se acercan a la parte trasera del restaurante pasadas las 8 o 9 de la noche, encuentran fácilmente comida que aún no está descompuesta.

Inseguridad alimentaria

Venezuela se encuentra en la fase de inseguridad alimentaria transitoria.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define las dimensiones de la seguridad alimentaria a partir de la disponibilidad física de los alimentos, el acceso físico y económico y la estabilidad en el tiempo de las dimensiones ya mencionadas. Para Fátima Urdaneta, directora de la escuela de Agronomía de la Universidad del Zulia, son inestables en el país.

“Al no tener la soberanía sobre la producción de alimentos y por la dificultad para comprarlo, Venezuela se sitúa en la fase de inseguridad alimentaria transitoria”. A continuación, los indicadores que hunden más a personas como Francisco en la basura.

Aún con cifras oficiales, la producción de alimentos per cápita desde 2008 ha disminuido del 20 por ciento, contabiliza la docente. Este es el indicador de la disponibilidad de alimentos que de ne la FAO. “Para 2007 hubo un repunte, sobre todo en cereales, maíz y arroz, pero a partir de 2008 ha venido la debacle”.

De 2008 a 2015 se han reducido las áreas de siembra, la producción de los rubros más importantes (maíz, arroz, algunas hortalizas, cereales, las leguminosas como las caraotas, el fríjol y el aceite). Esta carencia viene de un largo período. También las fuentes de grasas vegetales (palma de girasol, ajonjolí. En aceite siempre hemos tenido déficit.

En este punto se visibiliza la dimensión descrita por la FAO como el acceso físico de los alimentos: se consiguen muchos productos en el mercado por la vía de importación y por vía “dólar negro”.

“Eso implica que puede haber disponibilidad, pero el ciudadano común no tiene acceso, pues 70 por ciento de los venezolanos —aproximadamente— están por debajo de la canasta alimentaria. La oferta por la vía de la producción nacional no abarca toda la población”.

datosversionfinalÁngel, sí se llama Ángel, a diferencia de Francisco. No tiene profesión, pero trabaja en un pulilavado en La Concepción. 39 años, soltero, sin hijos. Camisa blanca, tal vez un poco gris, jean claro. Su única responsabilidad: él. Pese a que devenga dos mil bolívares al día, revisa cada noche las bolsas de basura de 5 de julio para completar sus comidas.

Proveerse de la canasta alimentaria, que hasta dos días según el Centro de Documentación de Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) se ubicaba en 226 mil bolívares, es para Ángel, imposible. A la semana sus ingresos son de diez mil, y al mes, devenga 40 mil.

Pero no tiene seguro médico, ni bono de alimentación ni el resto de los beneficios de ley. Tampoco una nevera llena. “Gasto en las tres comidas todo mi dinero. Nunca me alcanza, por eso reviso la basura a ver qué consigo porque en las tiendas no hay nada, se compra todo al triple”.

Este es otro indicador de la Fao: el de la estabilidad en la oferta de alimentos. Según Datanálisis, tenemos 60 por ciento de escasez en rubros. “Esto nos da una tercera dimensión con dificultades. Con disponibilidad a altos precios, no tenemos acceso y tenemos la estabilidad comprometida”, detalla Fátima Urdaneta.

Mal comer

Esas masitas que se fríen con azúcar aportan las dos mil calorías que un ser humano necesita al día. Allí el valor biológico se altera y la consecuencia es la mal nutrición. Hace poco comentaban por la calle que el venezolano come para llenarse el estómago y no para alimentarse. Fátima Urdaneta cree en esa premisa.

La FAO entiende por hambre la “sensación incómoda o dolorosa causada por no ingerir en un determinado momento su ciente energía a través de los alimentos”. Y por malnutrición, “de- ciencias, excesos o desequilibrios en el consumo de macro o micronutrientes”. El cronista Marín Caparrós afirma que todos conocemos el hambre porque simplemente estamos acostumbradas a sentirla tres o más veces al día.

Se siente como un hueco en el estómago. Y sí, duele. Un adulto puede aguantarla por períodos prolongados, pero un niño, un niño no. Un pequeño sin leche hoy es un adulto sin calcio su ciente mañana que terminaría en el desarrollo de problemas óseos.

El sociólogo Luis Pedro España apunto recientemente al portal web Prodavinci que “en 2014 y 2015 la capacidad de compra de las familias ha experimentado la mayor contracción en toda la historia socieconómica del país (…) Hoy, 73% de los hogares y 76% de los venezolanos están en pobreza de ingresos”.

¿Cómo, entonces, Francisco y Ángel, van a comer bien?

Francisco come lo que haya en las cajas que sacan cada noche en el restaurante: a veces hay hamburguesas, papas fritas y carne. Hay días en que esa comida se la lleva a la pieza que tiene alquilada y la come allá. Otros, come con Ángel ahí.

 

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