Venezolanos le adeudan más de 526 millones a sus TDC
El uso que le da el venezolano hoy en día a sus tarjetas de crédito se ha convertido en una dependencia nociva para su bolsillo, que lo arrastra poco a poco a una deuda imposible de pagar.
La firma consultora Aristimuño Herrera & Asociados informó ayer que al cierre de abril del año en curso, los venezolanos adeudan por concepto de tarjetas de créditos una cifra de Bs. 526.286,5 millones, superior en 5,66% con relación al mes anterior y en 106,36 % en comparación al mismo mes del año pasado.
En Venezuela existen más de 12 millones de tarjetas en circulación, las cuales en gran medida son destinadas por los tarjetahabientes a cubrir el hueco en el presupuesto familiar que está dejando la inflación.
La deuda financiada con tarjetas de crédito subió Bs. 95.559 millones en los primeros cuatro meses del año, un monto muy superior a los Bs. 44.507,4 millones registrado para el mismo lapso del año anterior. Este alto incremento se debe principalmente al fuerte aumento en los precios de los bienes y servicios, siendo una buena parte de esta alza financiada por medio del dinero plástico.
La inflación hace que el endeudamiento a través de las tarjetas de crédito sea un buen negocio, siempre y cuando la capacidad de pago del deudor permita el cumplimiento de sus compromisos.
Con una tasa de interés del 29 % en las tarjetas de crédito y una inflación anual por encima del 500 %, este aumento en los precios que impacta cada vez más el poder adquisitivo de los venezolanos, lo está financiando la banca, pero ¿hasta que punto se hace más cercano el riesgo de caer en mora?
Emanuel Borgucci, profesor de macroeconomía de la Universidad del Zulia, indica que los más de 526 millones de bolívares que adeudan los venezolanos en tarjetas de créditos son una verdadera bomba de tiempo, que explotará cuando se deba hacer un reajuste en las bajas tasas de interés que cobra la banca por los créditos que otorga.
“Las bajas tasas de interés han estimulado el endeudamiento, lo que ha generado una brecha gigantesca entre la tasa de crecimiento de inflación y el tipo de interés activo del crédito al consumo y cerrar esa brecha va a implicar aumentar los intereses de los tarjetahabientes, ocasionando gravísimos problemas en el sistema financiero porque si el cliente no tiene para pagar la banca va a sufrir y la recuperación económica que requiere el país sería mucho más lenta”, aseguró Borgucci.
