El diario plural del Zulia

Tarjetas de crédito mutan en cestatiques alternos

Caída del poder adquisitivo merma capacidad de pago. TDC son más usadas en compra de alimentos y medicinas que en pagos de servicios y viajes

Diana Contreras tiene 36 años, es madre de dos niños, contaba con dos tarjetas de crédito (TDC), perdió una y “protegió” la otra. Gana sueldo mínimo como secretaria y se “medio ayuda” vendiendo postres. Recuerda que hace cinco años usaba menos la TDC y su capacidad de pago era mayor, pero la crisis hizo que Diana utilice su tarjeta como si fuera la del cestatique.

Uno de los “respiros” para Diana fue contar con ese producto de crédito en 2016 y he ahí la clave: “Vino la crisis de los billetes, los cajeros no dispensaban, te querían pagar el sueldo con billeticos de cinco mil y allí valoré aún más el tener mi tarjeta, pero lo que gano no me ayuda para estar completamente al día con el pago”.

Cambió el sentido

“Un producto de crédito es una herramienta financiera muy útil para realizar pagos especiales, para financiar viajes, comprar en el exterior y realizar pagos cuando no se cuenta con efectivo, pero ese patrón de uso ha cambiado con el aumento de la inflación”, explicó la promotora ejecutiva de una entidad bancaria.

En febrero de 2017, el Banco Central de Venezuela (BCV) publica en Gaceta Oficial, N° 41.135, cifras del uso de las TDC. El ente rector de la política monetaria fijó una tasa de interés aplicada al público en general para las TDC en 17 % la mínima y 29% la máxima.

La publicación revela que las TDC son aceptadas en 427 mil 734 puntos de venta instalados en 348 mil 079 negocios afiliados y la tasa de mora se ubicó en 3 % anual para todas las instituciones. El BCV fijó como lapso de pago entre 20 y 30 días y el financiamiento entre 24 y 60 meses.

No obstante estas cifras, el economista y docente Edison Morales explicó que principalmente la clase media “ha visto mermada su capacidad adquisitiva y con ella su capacidad de compra, lo cual obliga a cambiar el patrón de uso de sus productos de crédito para completar una compra de mercado”.

Morales explica que “el salario no da para un conjunto de pagos que, afortunadamente para quien todavía pueda manejar una tarjeta de crédito, puede resolver a falta de efectivo.

“Pago de servicios, educación de los hijos, compra de medicina y comida que obliga al tarjetahabiente a sobre utilizar sus productos y a incrementarse las limitaciones para pagar a tiempo”.

En 2016, se incrementó en un 132,7% el uso de tarjetas de crédito a consecuencia de la inflación. Cifras de la Superintendencia de la Instituciones del Sector Bancario, revelan que hubo un crecimiento de 416 % del consumo con tarjeta de crédito en el país entre los años 2005 y 2014 con proyecciones de incremento para este último año.

Morales ejemplificó la dinámica de patrón de uso actual de los tarjetahabientes: “En un mes pagas la luz, el gas y una cuota del colegio de los hijos, dejas pasar tres meses, reembolsas a la tarjeta a capital, compras comida o medicina, vuelves a dejar pasar tres meses más, tratas de reembolsar a capital y vuelves a comprar comida o medicina antes que pagar algún servicio y así sucesivamente, a eso se redujo el uso del producto, ya no se usa para viajes ni para compras grandes”.

El analista financiero José Grasso Vecchio señaló que existe un promedio de siete millones de venezolanos con TDC, entre ellos hay quienes poseen dos, tres o más; para un total de 12 millones de tarjetas en circulación. No obstante, señala que cada día su uso es más variable y su capacidad de
pago más restringida.

“En los dos últimos años, la compra de comida y medicina ha sido el mayor patrón de consumo de las TDC en Venezuela”.

Inflación, restricción y uso

El doctor en Ciencias Económicas y docente Gustavo Machado refiere que “al dispararse la inflación, disminuye el poder adquisitivo del consumidor y con él cambian los patrones de uso de sus TDC y merma la capacidad de pago”. Agrega que “entre 2016 y lo que va de año, la banca ha frenado el incremento en los límites de crédito y ha restringido más la emisión de productos, porque sabe que la gente no tiene capacidad de pago”.

“Es un problema para la banca —refiere— porque los productos de crédito son parte fundamental en la dinámica de la banca, pero en un país cuyo poder adquisitivo ha ido disminuyendo y la cartera de clientes bancarios han visto mermada su capacidad de pago, los límites para emisión de tarjetas y la misma elevación en los límites de crédito en tarjetahabientes también restringe a los bancos, produciéndose inestabilidad y distorsión financiera y minimizando la capacidad del venezolano de poder acceder a productos de crédito y a otros créditos bancarios”.

Planificarse es la clave

“La clave —recomienda— es planificarse, porque en la planificación está el éxito o el fracaso a la hora de disponer de su producto de crédito”.

Machado enfatiza en que “de un buen récord crediticio depende, no solo el mantenimiento de la tarjeta, sino un eventual incremento en el límite de crédito lo cual confiere un indispensable estatus positivo en la entidad bancaria”.

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