El diario plural del Zulia

Se dispara la demanda del recorte charcutero

“Mijo, me tenéis lo mío, lo de siempre”, le dice Faustina López a Miguelito, quien al ver a la señora, cliente muy apreciada, ya sabe lo que llegó a comprar: un kilo de recorte. El joven, quien no llega a los 23 años y que atiende en una charcutería de Primero de Mayo, de inmediato saca una bandeja bien empacada, desbordante de cubos o tiras de jamón y queso de varios tipos por los que la mujer de la tercera edad pagó 1.500 bolívares.

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Faustina compra un kilo de recorte charcutero dos veces a la semana porque le resulta más económico que comprar jamón y queso por separado. “Si yo comprará por ejemplo 750 bolívares de queso y Bs. 750 de jamón, a duras penas resuelvo una cena para los cuatro que vivimos en la casa, pero con un kilo de recorte preparo los panes o las arepas de la cena y nos queda para el desayuno”.

Un kilo de jamón puede costar de 5.000 a 7.000 bolívares, mientras que un kilo de queso pasteurizado o semiduro oscila entre los Bs. 3.400 y 3.800 en mercados populares de Maracaibo como Santa Rosalía, Las Pulgas o el Periférico de La Limpia.

Aunque Faustina reconoce que adquirir un kilo de jamón y queso le garantiza más de dos comidas, le resulta difícil comprarlos y no quedarse sin quincena, ya que un kilo de jamón y queso, en el más económico de los casos se traduce en 8.400 bolívares que superan los Bs. 7.501 que cobra cada quince y último.

“Sin embargo, yo compro medio kilo de jamon fiambre (Bs 2.700), y medio de queso (1.800) para no quedarme sin quincena y eso rinde varios días, pero ni siquiera una semana completa”. Es ahí cuando la mejor opción para ella y su hija Flor- quien también percibe sueldo mínimo (15.050 bolívares) es comprar el recorte para resolver.

Crisis y cacería

Mientras Faustina salía por la puerta de la Charcutería, Miguelito seguía atendiendo la cola de clientes que iban también por recorte. El muchacho tiene tres años siendo charcutero, pero en los últimos meses ha visto como los clientes sienten furor por esas partes finales del jamón y el queso, que anteriormente era menos preciadas.

Con tono jocoso, cuenta que a veces “tenemos que no mostrar el recorte para que la gente crea que no hay y compre un poco de jamón y queso, pero solo lo hacemos cuando las ventas del día han estado pésimas. Es que las cosas están muy duras”.

Cuatro dueños de charcuterías de mercado Periférico de La Limpia le informaron a Versión Final que han tenido que empezar a vender recorte desde hace poco más de dos meses por la alta demanda que tiene ahora.

Aunque Faustina compra el kilo en 1.500 bolívares, al precio más económico que puede venderse, el costo de este puede llegar a los 3.500 bolívares, porque mientras más seleccionados y de mejor contextura sean los trozos, mayor es su calidad.

Faustina recuerda que siempre le gustó el recorte. “Pasa que mi papá era prejuicioso y decía que eso eran las sobras de las piezas de jamón y que no comiera eso, que ni siquiera era limpio”, pero Miguelito explica que no es así, que aunque el recorte es la parte final de las piezas de charcutería, a su juicio, es jamón y queso en una presentación distinta, que en medio de la crisis económica hace que hasta las clases altas lo compren.

Consumidores explican que hasta en el almuerzo comienzan a incluir el recorte, ya sea con la pasta o simplemente el arroz, cuando no hay almuerzo y los bolsillos están casi vacíos.

 

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