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Presupuesto insostenible

El Estado venezolano pone todas sus apuestas del Presupuesto 2017 en los impuestos. Por ese concepto, la administración pública aspira a contar con siete de los 8,4 billones de bolívares previstos para el próximo ejercicio fiscal. Semejante fe es insostenible, según economistas.

El polémico Presupuesto 2017, presentado ante el Tribunal Supremo de Justicia y no ante el Parlamento, vuelve a mostrar el papel que juegan los impuestos para el modelo económico revolucionario, como signo del impacto de los precios del crudo en los ingresos de la nación.

El presidente Nicolás Maduro destacó en acto ante el “Congreso de la Patria” que la recaudación será el sostén presupuestario con siete de los 8.4 billones previstos para el ejercicio del año que viene. Esto representó un incremento del 447 % en relación con el aporte de lo recaudado de 2016.

Los impuestos, según esta cifra, representarán 82,9 % del gasto del Estado el próximo año. Solo 17 % provendrá de la renta petrolera. “Antes, 80% del presupuesto lo sostenía el petróleo. Ahora, lo hacen los impuestos. Aún hay que cobrar mucho más a los ricos, a los cinco mil contribuyentes multimillonarios que apenas pagan lo mínimo”, expresó la semana pasada Maduro, quien luego adelantó una inminente reforma tributaria.

No es la primera vez que se dirige un gran porcentaje de la renta interna al presupuesto nacional. El año pasado, la cifra de impuestos recaudados que se invertiría en gastos fiscales significó 77,9 % del mismo.

Corto de dólares

Los índices de los tributos siempre fueron más altos que lo que se obtuvo de la renta petrolera, según explicó el economista, Leonardo Soto, “solo que ahora se establece como una condición que debe hacerse más pública que antes, porque, como país, seguimos teniendo problemas con el ingreso en dólares”.

Miguel Molero, economista, destacó que independientemente de que la recaudación fiscal del país se haya mejorado por parte del Seniat, no hay manera de que el presupuesto pueda financiarse en más del 50 % con la imposición interna.

“Hay que reconocerle al Gobierno que, de alguna manera, trabajó en función de disminuir la evasión fiscal, pero no al nivel que ellos lo están planteando, mucho menos para sostener un presupuesto que es ocho veces mayor al del año pasado. No es sano, porque la presión fiscal de Venezuela no alcanza para plantear ese ideal”.

Alberto Castellanos, experto en economía y profesor de la Universidad del Zulia, indicó que, a pesar de que el Seniat indica que las metas de recaudación han ido en aumento, estos índices se reflejan solo en términos nominales.

“Se está recaudando el proceso inflacionario por volumen. En términos reales se ve una caída del Producto Interno Bruto, que debilitará las posibilidades de incremento de sostenibilidad del presupuesto 2017”.

La apreciación del Fondo Monetario Internacional (FMI), con relación al Producto Interno Bruto para el 2017 es que habrá una contracción del 9 % y 15 %. Esto significa que se tendrá 15 % menos en la producción o importación de productos que el venezolano está habituado a consumir.

Los expertos concordaron que, por causa de la hiperinflación y la falta de divisas para costear los productos importados –en vista de la poca producción y procesos de transformación–, los empresarios y personas naturales verán muy cuesta arriba el pago de los impuestos.

“Si hay menos productos en el mercado, el dinamismos de la economía es menor y el pago de los impuestos también. Esto se suma al hecho de que posiblemente el estado de los impuestos se reduzca, no en cantidad de bolívares, sino en cantidad de contribuyentes, lo que pone en riesgo la idea que plantea el Gobierno en cuanto al presupuesto”, destacó Soto.

No se ven

A pesar de haber visto este comportamiento económico en otras oportunidades, es decir, donde se asocia la recaudación tributaria con el presupuesto nacional, los analistas indican que este hecho no marcará diferencia o algún tipo de mejora en la situación actual porque el Gobierno se ve obligado a mantener la nómina del gran aparato burocrático que existe, además del aumento de los índices de inflación y la caída del presupuesto en dólares.

Esto conlleva a que los gastos en nómina devoren la contraprestación que espera ver reflejada el ciudadano en los servicios públicos como: seguridad jurídica, la posibilidad de acceso a materias primas, divisas y medidas de comunicación apropiadas como carreteras asfaltadas, internet, agua potable, cuerpos de seguridad y policías municipales que garanticen la paz y la seguridad de personas naturales y empresarios.

“El gigantismo del Estado es un factor que impide el flujo correcto de los recursos de la renta interna”, expresó Molero.

Gustavo Machado, experto en políticas económicas, explicó que este asunto también se fundamenta en la hiperinflación de la economía venezolana actual. “Para el ciudadano común, es difícil apreciar el uso o el provecho que se le da a los recursos en virtud de que la infl ación hace que cada vez le cueste más al Gobierno proveer bienes y servicios”.

Por su parte, el economista de la Universidad del Zulia (LUZ), Armando Pulgar, afirmó que son pocos los gobiernos venezolanos que utilizan los impuestos para retribuírselos a los ciudadanos en servicios públicos, y específicamente, el Gobierno actual, se caracteriza por dirigir los recursos a inversiones sociales, por la política que él mismo maneja.

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