El diario plural del Zulia

Precio de un kilo de carne supera ingreso mensual básico

Un kilo de lomito de aguja cuesta hasta hoy 1.500.000 bolívares, casi 200.000 bolívares más que lo que se percibe en un salario y el bono de alimentación

Cada quincena, Leticia Pérez, de 44 años, compra carne y lo hace en cantidad, por lo menos 10 kilos. Ella, un ama de casa sanfranciscana, administra como puede los ingresos que en pesos le envía su esposo desde Barranquilla, Colombia, donde trabaja como comerciante.

“Yo trato de rendir el dinero. El domingo gasté 14 millones de bolívares en tres kilos de bistec, tres kilos de molida, tres kilos de lomo de aguja y tres kilos de puerco”, cuenta Pérez, quien pese a percibir el cambio en moneda extranjera, no deja de asombrarse por la inflción en los alimentos.

Ayer, en un recorrido por seis carnicerías de Maracaibo, el equipo reporteril de Versión Final constató que los precios del producto cárnico oscilaban entre los Bs. 1.200.000 y 1.500.000, según cada presentación y calidad. El precio del puerco está jado en un millón de bolívares.

“La carne molida y el lomo de aguja es la más llevada por los consumidores”, aseguran los carniceros. “Cada vez que voy a la carnicería compro menos. La última vez por la misma cantidad de kilogramos gasté 7 millones, y ahora gasté 14, el doble de lo anterior, esto es imposible”, comenta Pérez, quien además ayuda a otros familiares que no perciben remesas.

Un millón 400 mil bolívares es el precio que sueltan los carniceros cuando le preguntan por la carne molida, muchacho redondo y otras carnes llamadas de “segunda”, mientras que, cuando un cliente pregunta por las carnes “de primera”, bien sea lomito o punta trasera, la respuesta es 1.500.000 bolívares.

Es común ver caras largas, de preocupación y malestar, tras la notificación del costo. Casi que las sobras Héctor Romero, de 56 años, empleado de una droguería, recibe mensualmente remesas de uno de sus tres hijos que vive en Colombia.

“Gracias a lo que me manda mi hijo puedo abastecerme y comprar carne, sin eso, creo que no podría”. Además cuenta que suele comprar carne molida y pollito de res por ser las más accesible para comprar.

Los llamados huesitos y patas de pollo que para muchos llegaron a ser la comida de sus mascotas, son ahora productos muy solicitados por los consumidores. Sus precios son para lo que apenas les alcanza a personas sin remesas ni ingresos en monedas extranjeras y solo se valen de su sueldo en bolívares para abastecerse.

“Antes no se vendían tanto, pero ahora muchos las buscan”, asegura un vendedor de la carnicería del mercado popular Santa Rosalía, quien pre firió mantener su nombre anónimo.

Con las manos en la cabeza abren todos los días los dueños de las carnicerías de la ciudad, quienes semanalmente pueden hacer hasta tres ajustes de precios. Los comercios rigen sus precios por los costos del matadero y los ganaderos.

Remesas, la salvación

En Venezuela el salario mínimo se ubica en 392.646 bolívares y el bono alimenticio en 915.000, para un ingreso integral mínimo de 1.307.646 bolívares, esto quiere decir que un kilogramo de carne que se consigue en 1.500.000 de bolívares supera casi en 200.000 el ingreso base mensual del venezolano.

“Sí, yo puedo comprar carne gracias al dinero que me envían desde Colombia, aunque no es mucha la que compro”, afirmó un ama de casa que no quiso ofrecer su identidad.

Leticia Pérez aumenta la intensidad y la lista de carnicerías que recorre para tratar de ahorrar cuando busca carne. “Antes me iba a El Mecocal porque ahí era más barata, pero ahora es todo al mismo precio. Cada vez me toca comprar menos. No sé hasta dónde vamos a llegar con los precios”.

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