El diario plural del Zulia

Naufraga el desaliento

“¡Esta es la hora de no aguantar más! ¡Esta es la hora del cambio! Nuestra respuesta (…) no es al CNE ni a sus jefes: es a los venezolanos”.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) aceptó, así, el reto de recoger el 20 por ciento de las firmas datosversionfinalpara activar un referendo revocatorio en tres días, en jornadas de siete horas cada una, con menos máquinas de las que exigió pero obviando el requisito impuesto por el Poder Electoral de recolectar ese porcentaje por estado y no en la sumatoria de la circunscripción nacional, como corresponde al cargo del Presidente, de acuerdo con el artículo 72 de la Constitución vigente.

Un bosque de desaliento que la oposición decidió cruzar para sacar a Nicolás Maduro del poder. Confía en su fuerza numérica.

“La MUD está consciente del número de venezolanos que aspira a solucionar esta crisis por la vía electoral”, opina la politóloga Ruth Guerrero, especialista en materia comicial y docente de la Universidad Rafael Urdaneta (URU).

“Están seguros de que ya no estamos polarizados, sino que somos una mayoría muy grande contada el 6 de diciembre de 2015. Y el 1º de septiembre, en físico, les enseñaron cuántos son”.

La última encuesta de la empresa Venebarómetro, realizada entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre, refleja que 71 por ciento de los venezolanos quiere que Maduro abandone la presidencia “lo más pronto posible”. ¿Cómo quieren que entregue el poder?, democráticamente: porque 55 por ciento de los entrevistados dijo estar muy dispuesto a firmar para activar el revocatorio.

El otro enemigo de la oposición, además del desánimo como campaña gubernamental, es la violencia. Territorio que los civiles no pueden pisar, advierte Guerrero. “El ciudadano común y corriente ni está entrenado ni tiene las armas, no hay otro rol dentro de la democracia para el ciudadano común que la participación electoral”.

Lo peor ya pasó

datosversionfinal Los opositores ya dejaron atrás el pico más alto de desmotivación, a juicio de Guerrero, que no fue otro que la rueda de prensa de Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), en agosto, frente a los representantes del poder público, en la que expuso lo intrincado que era organizar un revocatorio en lo que quedaba de 2016, dejando entrever, pero sin afirmarlo, que es imposible.

“Eso se midió, y ese día, en todos los estudios de opinión pública, salió como conclusión que sí afectó el estado de ánimo del venezolano. Eso fue lo peor en su campaña por desestimular a la oposición”.

Las condiciones del CNE para activar el referendo tenía otro objetivo: dividir a la MUD.

“Hizo que Ramos Allup dijera una cosa y Capriles otra; y María Corina tuiteó que si el referendo era en 2017, no contaran con ella”, comenta Luis Aguilar, politólogo y experto en análisis de escenarios.

Pero la unidad democrática y sus electores siguen motivados, a su juicio. Descarta que se abstengan de votar, como en las elecciones parlamentarias de 2005.

 “La encuesta de Venebarómetro arrojó que 54 por ciento del Registro Electoral dijo estar muy decidido ir a firmar en contra de Maduro, eso representa a más de 10 millones de electores”.

datosversionfinalLos estudios de opinión, agrega Aguilar, demuestran que ocho de cada 10 personas quieren revocar a Maduro. Las firmas para activar la consulta las hay, pero recogerlas dependerá de la cohesión entre los partidos políticos y la población.

Mensaje: competir

La norma permanente de la MUD es competir, recuerda Humberto Amado Cupello, director de la escuela de Ciencias Políticas de la URU. Solo así ha logrado rescatar posiciones de poder, como alcaldías, gobernaciones hasta haber llegado a conquistar el Poder Legislativo. Sus éxitos son reales palpables y, adosado a ello, ha logrado mantenerse unida pese a la heterogeneidad de los partidos que la conforman.

“En las parlamentarias de 2015 se decía que iba a haber fraude, que no se iba a lograr avanzar. Pero los escépticos de la MUD vieron frustrados sus augurios cuando el CNE no pudo evitar, ante una votación masiva, que el triunfo se lograra”.

Es por ello que la oposición mantiene la ruta electoral. Porque por encima de los esquemas limitativos que le impone el árbitro, confía en una participación masiva que impedirá el desconocimiento de la voluntad popular.

“No se puede partir de la premisa de que hay un fraude y por eso no vas a participar. En el plebiscito de Chile, una oposición heterogénea, mantuvo un mensaje de optimismo, y eso trata de hacer la MUD. Y ayudará a compensar de cierta manera las frustraciones sociales del venezolano que no tiene alimentos ni medicinas”.

 

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