El diario plural del Zulia

Militares y policías despejan Maracaibo durante el Trancazo

Cuerpos de seguridad del Estado recorrieron la urbe. Franquearon barricadas a la caza de vándalos que cobraran peaje para dar paso

Veintiún minutos luego de iniciado el trancazo, una muchacha y un muchacho caminaban apresurados a la avenida Cecilio Acosta con Delicias, con troncos en la manos.

—¿Aló? Aquí en El Tacón, misión cumplida. Queremos cerrar la avenida Guajira, pero necesitamos gente. Saint Thomas va a salir más tarde.

Justo cuando Pablo Ávila terminaba la llamada, una comisión de orden interno de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) pasaba por el lugar.

La Mesa de la Unidad Democrática llamó ayer a una nueva convocatoria de calle en rechazo de la Constituyente. En Maracaibo se cumplió con un elemento novedoso: la GNB y la Policía Nacional Bolivariana (PNB).

El contingente de orden interno, al encontrar una barrica cada 200 o 400 metros en la avenida Delicias, se desvió por sus adyacencias. Había funcionarios sentados y parados, y estos últimos trataban de derribar los obstáculos en las vías con los pies.

Pablo Ávila, al finalizar la llamada, fue claro: “nosotros cumpliremos dentro de las horas establecidas: de 12 del mediodía a 6:00 de la tarde”. Sin embargo, en el resto de la ciudad, esa regla se violó.

GNB en la autopista

A las 2:50 de la tarde, de dos a cuatro equipos de la GNB, más una veintena de motorizados, bordeó la autopista 1. Funcionarios de verde oliva estacionaron los camiones y se bajaron diagonal a la urbanización Terrazas del Lago, donde un grupo de vecinos manifestaba. Cuarenta minutos después, una ballena y un contingente de comando antidrogas se estacionaron frente a la ferretería Epa.

Un equipo antimotín de la GNB bajó por Valle Frío para desarticular pequeñas y aisladas bandas que cobraban entre 500 y 1.000 bolívares para dejar pasar a los carros. Los oficiales estacionaron las camionetas casi en la esquina de la calle 78, cerca de las residencias San Martín, para vigilar.

La avenida 5 de julio estuvo cerrada ayer. Vecinos de los edificios compraron cintas amarillas y obstaculizaron las esquinas. Bella Vista y la avenida Santa Rita no escaparon del caos. Adultos y jóvenes bloquearon las calles. Hubo gente allí que pidió dinero para refrescos y pan.

En Sabaneta se desataron las irregularidades. Desde la estación Libertador y hasta un poco antes del Saime, cinco alcabalas pretendían cobrar peajes. A partir de La Urdaneta, jóvenes aclararon que ellos sí eran la verdadera resistencia y condenaron los actos vandálicos.

La gente caminó largos kilómetros, como la semana pasada. En La Limpia, a la altura de Tostadas El Reloj, se juntaron grupos de diez. Caminaban desde el casco central, donde a esa hora el flujo vehicular era casi nulo. Bancos, ventas de pastelitos, ferreterías, panaderías, farmacias y locales comerciales bajaron su santamaría antes de las 12:00 del mediodía: “así se paraliza un país”, vociferaron algunos ciudadanos en varios puntos de protestas ayer.

 

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