Mildred Camero : “En el narcotráfico que opera en Venezuela ya no hay civiles”

Mildred Camero, exvicepresidenta y presidenta de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (Cicad) de la Organización de Estados Americanos (OEA), exmagistrada y expresidenta de la Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de las Drogas (Conacuid), desde 1999 hasta 2003, coincide con el resultado de investigaciones desde Estados Unidos que avalan la tesis de que el narcotráfico institucional abarca buena parte parte del Gobierno venezolano. Camero accedió a participar en nuestro Repiqueteo.

—¿Qué diferencias existen entre la Oficina Nacional Antidrogas que dejó y el organismo hoy?

—La diferencia es muchísima. En primer lugar era un ministerio de Estado, dependía directamente de la Presidencia de la República, era un ministropresidente. Era el organismo que diseñaba las políticas públicas en materia de drogas, tanto en prevención como en materia represiva. Era un organismo que tenía presencia internacional. Ahora la Oficina Nacional Antidrogas de Venezuela (ONA) es un organismo policial, es un organismo político, militar. Esa es una gran diferencia.

 —Usted ha dicho que el tráfico de drogas en Venezuela está en manos de miembros de la FANB y de organismos de seguridad; ¿existen pruebas sustentables?

—Hay suficientes informes de inteligencia que demuestran eso. Cuando yo era juez de Caracas, que estuve durante muchos años, los jueces que trabajábamos con drogas sabíamos que había una gran participación de las fuerzas armadas, pero principalmente del componente Guardia Nacional en el tráfico de drogas. A ellos se les pagaba para facilitar el tráfico; ingresar la mercancía, cuidar la zona, la ruta, cuidar los cargamentos, cuidaban a las personas. Que no hubiera tumbes. Hoy en día el problema es que la Guardia Nacional trabaja directamente con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Aquí no hay grupos civiles. El último grupo civil que se puede mencionar es Walid Makled y ya eso no existe. Eso fue hace ya unos tres o cuatro años. Esos grupos se fortalecieron porque había una gran afinidad política, una ideología política del presidente Chávez con las FARC.

—Se menciona la existencia del Cartel de los Soles.

—Ya no está solamente la Guardia Nacional trabajando con estos grupos, sino que se unieron algunos otros grupos de otros componentes, sobre todo del Ejército. Por eso es que en el argot delincuencial, últimamente se está hablando de que existe, no solamente el Cartel de los Soles, que se ha mencionado desde hace muchísimos años sino también se habla de un Cartel Bolivariano, porque se vinculan a estos grupos algunas personas que en alguna oportunidad apoyaron al presidente Chávez en su gobierno.

—¿Qué elementos contundentes tenían los informes que presentó en 2003 que llevaron a su destitución de la Conacuid?

 —No me destituyeron, me sustituyeron, dice la Gaceta. Es lo mismo, pero fue sustitución. El efecto fue el mismo. Los informes de inteligencia señalaban cuáles eran los grupos que estaban trabajando, qué era lo que se hacía. La Conacuid, no participaba en operativos, simplemente se reunía con los cuerpos policiales y hacía la planificación de lo que se debería hacer, pero no era ejecutora. Hoy en día la Conacuid o la ONA ejecuta. Pude oír grabaciones, pude ver informes de inteligencia y eso era lo que se reflejaba en los informes y se le indicaba al presidente Chávez y al vicepresidente de la República, José Vicente Rangel. Recibía informes del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, como por ejemplo el día que iba a salir la droga. La sacaban en la noche, apagaban la máquina por donde pasan las maletas para detectar si había alguna droga, quitaban todo eso. A los guardias que no eran de su confianza, que no estaban en el grupo, les daban el día libre. Hacían una cantidad de cosas y precisamente eran los días en que venían las rutas, los vuelos de Perú, Bolivia y de Colombia. Había muchísimas pruebas. En oportunidades que hablé con el presidente Chávez se lo expliqué. No le gustó cuando empecé a mencionar que había militares metidos en toda esta trama y por eso me destituyeron de un día para otro.

—¿Cree que en estos 17 años de gobierno revolucionario el Estado tomó conciencia del problema real que existe?

—No, para nada. En cualquier país del mundo serio, el problema de las drogas está en la agenda política, forma parte de la agenda política del Gobierno. En Venezuela, eso no es prioritario y fíjate que no lo es, cuando todos los días del mundo nosotros estamos viendo que se detienen personas, muchos miembros de los órganos de seguridad del Estado traficando con drogas. No es una prioridad. Al contrario, esto ha sido una forma de enriquecerse y de legitimar capitales.

 —¿En cuánto se estima ha aumentado en los últimos años el tráfico de drogas en el país?

—Yo pienso que está por encima de las 300 toneladas anuales. Ojo, también hay que señalar que, por ejemplo, el informe del año pasado de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, señala que Venezuela es uno de los países de mayor tráfico, es el mayor corredor de drogas de Latinoamérica. Está diciendo que en Venezuela mucha droga viene de la materia prima de Colombia y se está procesando en laboratorios de Venezuela y que esa droga es muy tóxica y se dirige a mercados minoritarios. Con eso llego a la conclusión de que en Venezuela ya no solamente somos un país de tránsito, sino que vamos en vías a ser un país de producción.

—¿Si tuviera poder por dónde comenzaría una depuración?

—Por los cuerpos policiales. Eliminaría la Guardia Nacional o por lo menos un grupo. Pienso que mucha de esa gente debe ser enjuiciada, disculpa que te lo diga con tanta honestidad, pero yo desmantelaría los órganos de seguridad; están más contaminados que los grupos civiles.

 — ¿Hay pruebas de eso?

—Claro, ¿pero tú no ves todos los días en la prensa que el teniente tal fue detenido, que el mayor tal fue encontrado con drogas, que dos policías de Policaracas detenidos, que dos policías de Politrujillo?... Por Dios santo, ¿qué es lo que queremos? Policías o delincuentes trabajando con nosotros.