El diario plural del Zulia

Masa de yuca y auyama sustituye la harina precocida

Expertos sostienen que los aumentos salariales no permiten que la gente compre más. Alegan que la productividad a nivel nacional está al 25%

Desapareció de la mesa de los hogares venezolanos sin aviso previo. Era fundamental en prácticamente todas las comidas. El olor que desprendía el budare caliente era puro sabor de lo hecho en Venezuela. La arepa ya no es parte del desayuno, del almuerzo y tampoco de la cena. La insuficiente producción de harina precocida por la falta de materia prima y el alza en los precios por parte de los vendedores informales (bachaqueros) extinguió la presencia de este manjar criollo de la mesa del comedor, que se consigue actualmente entre 9.000 y hasta 12.000 bolívares en algunos mercados.

Ella es madre y padre al mismo tiempo. Trabaja en un local de comida rápida para mantener a sus tres hijos y a su anciana progenitora en barrio Bolívar. María Arteaga cuenta que su pequeña hija le reclama por llevarle todos los días yuca y plátano para las dos comidas que hacen a diario. “Le digo a mi hija que eso es lo que puedo llevarle porque un paquete de harina colombiana me lo han querido vender en el abasto en 10.500 bolívares, he intentado pero no puedo comprarla a ese precio exagerado”.

La preferida de todos

La encuesta de seguimiento de consumo de alimentos del Instituto Nacional de Estadística (INE) destacó en 2015 que el 69,6 % de la población venezolana consume harina precocida para hacer arepas una vez al día, en la hora del desayuno. El estudio señala que un 48,2 % utiliza harina en la cena. Estas cifras se evidencian en los ciudadanos que confiesan haber tenido hasta cuatro paquetes de harina en sus cocinas. La señora Jasbel Villasmil contó que tiene más de cuatro meses sin comprar un paquete de harina. La septuagenaria responsabiliza al gobierno del presidente Maduro por el caos económico que padece el país. “Hasta que llegó a 4.500 bolívares la compré, después no me dio la base, esto es culpa de Maduro que no sabe gobernar”.

Carlos Paparoni, miembro de la comisión de contraloría permanente de la Asamblea Nacional (AN), asegura que cada venezolano consume 30 kilos al año en harina precocida, pero por la crisis económica el consumo se redujo a 17,5 kilos por persona a finales del 2016.

Armando Urdaneta, doctor en Economía, explica que los aumentos salariales hacen que los precios se incrementen en el mercado formal e informal en dos y hasta tres veces más del sueldo real. “El Gobierno utiliza esto como estrategia para crear una ilusión monetaria en los salarios de los trabajadores, pero provoca que el poder adquisitivo real de los ciudadanos sea paupérrimo”.

Para resolver ante el alza en los costos de la harina precocida, los ciudadanos compran una bolsa de 10 pequeñas arepas de yuca y de maíz en 1.200 y 2.500 bolívares. Otros optan por comprar yuca y auyama para hacer una masa que les permita hacer arepas. Los sectores dedicados a la producción de harina precocida requieren anualmente de 1,6 millones de toneladas de maíz para mantener activas las operaciones.

Las empresas a nivel nacional están trabajando al 25 % de su capacidad instalada, así lo afirma Héctor Silva Michelena, economista y doctor en Ciencias oficiales. “El país está cada vez más parado, virtualmente hay un paro casi total, es una línea crítica, nadie está haciendo inversiones, la producción está haciéndose al mínimo para mantener viva la actividad comercial”.

 

 

 

 

 

 

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