Maduro le hace bullying a la oposición para que no vote

“Al inscribirse (en las elecciones regionales) los opositores le han dado un voto de confianza a la rectora (Tibisay) Lucena”, dijo el presidente Nicolás Maduro el lunes, en momentos que la Mesa de la Unidad Democrática recibe duras críticas de parte de quienes creen —incluida la misma coalición— que el chavismo hizo fraude en la votación para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Y Smartmatic, la proveedora de las máquinas electorales que registran los sufragios en Venezuela, reforzó esa idea al denunciar que la rectora le infló “al menos” un millón de votos al resultado que divulgó: 8 millones de electores.

Maduro también se mofó del plebiscito del 16 de julio. “¿Me pregunto por qué no intentaron nombrar un nuevo CNE? Ellos hicieron un plebiscito donde preguntaron si debían nombrar a uno nuevo”.

Para Carlos Raúl Hernández, doctor en Sociología y magíster en Ciencias Políticas por la Universidad Central de Venezuela (UCV), la intención tras este discurso es clara: hacer bullying político a los opositores, para que se abstengan de votar. ¿Su consejo?, no prestarle atención.

“Los únicos mecanismos que existen para la lucha política en circunstancias como estas, son los democráticos. En todas las dictaduras del mundo la gente lucha para que les hagan elecciones”.

Sí, hay que votar

Hernández considera que es preciso votar en las elecciones regionales, porque abstenerse es permitir que se borre la representación de la sociedad ante el Estado.

“Ya tuvimos una experiencia en 2005. La oposición, por una influencia muy distorsionada que tuvo, se retiró de la elección a la Asamblea Nacional y el Gobierno quedó con unanimidad para aprobar todas las leyes que le diera la gana”.

La MUD inscribió candidatos a las regionales, con el argumento de que “no se puede abandonar ningún espacio”, que si bien es razonable, a juicio de Hernández, tiene que traducirse a lo concreto. “¿Pero qué es lo concreto?, preguntar qué quieren, por ejemplo, los mirandinos: ¿que el gobernador sea Héctor Rodríguez o que sea Carlos Ocariz? Es una cosa evidente”.

Luis Lander, director del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), opina que todo lo que ha ocurrido desde la votación a la Asamblea Constituyente se concibe para dar la impresión de que las condiciones no favorecen en nada a la oposición, con el único fin de desestimularla.

Hasta la propuesta de Diosdado Cabello, dirigente del PSUV, de exigirles un certificado de buena conducta de la Constituyente a los aspirantes para poder postularse. “No creo que pase más allá de una bravuconada amenazante que él suele proferir en su programa”.

Las Asambleas Legislativas, en su mayoría controladas por el chavismo, no se renovarán junto con los gobernadores, lo que supone otro obstáculo para cualquier dirigente de la MUD que resulte electo, ya que los diputados regionales legislarán en su contra. Pero esta no es más que la nueva realidad que el oficialismo les impone desde las parlamentarias de 2015, cuando la unidad democrática aplastó a los rojos en las urnas.

“A partir de allí, el oficialismo prefiere elecciones como las del 30 de julio. Porque si las encuestas de opinión sirven para algo, lo que se prevé es que si la oposición participa en buena manera, su triunfo será mayúsculo. De tres gobernaciones que tiene, pasaría claramente por encima de 15. Según dice la mayoría de las encuestas. Y esas encuestas las leen la oposición y el Gobierno”.

Colonia roja

Luis Aguilar, politólogo y experto en análisis de escenarios, le recomienda a la población no enredarse: hay que votar en las elecciones regionales, porque el discurso del Gobierno busca promover la abstención entre sus adversarios.

“El Gobierno está arrastrando al país al mismo escenario de 2005, y ese error trajo como resultado que el fallecido Hugo Chávez colonizara todos los poderes públicos”.

Prevé Aguilar que si la MUD se retira, Maduro no dudará en levantar el teléfono para llamar a Tibisay Lucena y ordenarle que convoque los comicios municipales el mismo día que los regionales, para hacerse con las 23 gobernaciones y las 335 alcaldías del país. “No los va a legitimar, pero los va a legalizar”.

“María Corina Machado y la dirigencia de Alianza Bravo Pueblo, el partido de Antonio Ledezma, en teoría de juegos de Ciencias Políticas, están nutriendo la estrategia de abstención electoral, de desconfianza hacia el ente rector que está diseñando el Gobierno para que la gente no vote”.