El diario plural del Zulia

Los CLAP, a la sombra cubana

Cuba es el punto de comparación para todo lo que anda mal en Venezuela. Se empezó por la política; ahora, es la economía. Las similitudes entre la libreta de racionamiento y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) se comentan a viva voz y también se tuitean.

La libreta cubana cumplirá 53 años el 12 de julio combatiendo la escasez de alimentos y la especulación de precios; los CLAP venezolanos, integrados al Sistema de Distribución Popular de Alimentos, apenas comienzan a hacer frente a la usura, el acaparamiento y el contrabando: los soldados de la guerra económica.

Para Carlos Montero, economista y docente, el parecido entre ambos sistemas es enorme. “Si a ti te llevan una bolsita a tu casa con dos kilos de arroz, dos kilos de azúcar y dos kilos de harina, te están racionando”.

Raúl Castro, citado por AFP en 2011, dijo que con el paso de los años la libreta mutó “en una carga insoportable para la economía y en un desestímulo al trabajo, además de generar ilegalidades diversas en la sociedad”.

Las ilegalidades consistían en revender los artículos de primera necesidad en el mercado negro. Ya en 2006 se decidió subsidiar a las personas con bajos ingresos, no a los productos. En Cuba y Venezuela, añade el académico, el Estado suprime la libertad individual de elegir la calidad y la cantidad de lo que se consume. Se obliga a que la gente adquiera mercancías de la manera y en las cantidades que el Ejecutivo Nacional impone.

Hay que producir

Montero vaticina que sin producción interna los CLAP no resultarán. Y el silencio del Ministerio de Planificación sobre cuánto es –por ejemplo– el requerimiento de arroz, cuánto se produce y cuánto se importa, tampoco ayuda para saber cuál es la situación real de ese rubro.

Los comités también se proponen conquistar la soberanía alimentaria y el autoabastecimiento. Pero según el académico esto no es más que una proclama política.

“El problema no es el abastecimiento, es la producción; yo no puedo abastecer lo que no tengo. Tampoco tengo un producto importado porque no tengo las divisas que tenía antes. El país está trancado por las dos vías”.

Giovanny Villalobos, secretario regional de Gobierno, opina que la comparación entre la libreta cubana y los CLAP es producto de una oposición “poco creativa”, y que mientras el Ejecutivo Nacional trabaja para paliar la crisis económica, la Mesa de la Unidad Democrática “conspira” pidiendo revocatorios, enmiendas y renuncias.

Parte del trabajo en el Zulia será comprar el 70 % de los productos regulados a los supermercados para distribuirlos a través de los CLAP, y el 30 % quedará en esas grandes cadenas para lo que la Gobernación llama “clientela regular”.

“No van a desaparecer los supermercados, al contrario, lo que queremos es quitar las vergonzosas colas que están allí, que es, a todas luces, un bachaquerismo abierto. Tanto en el sistema público de alimentos, como en el privado. Los CLAP son, tal vez, la única solución a corto plazo para poner orden en el país”.

¿Más escasez?

Francisco Martínez, presidente de Fedecámaras, opina que la proporción 70-30 en la venta de productos regulados dejará más desabastecidos los anaqueles e incrementará la escasez en los establecimientos donde los consumidores pueden comprar con más libertad.

“Ahora le creas otra unidad de control, yo presumo que los CLAP tendrán algún tipo de normativa, pero ese tipo de entes terminan siendo cuotas de poder de pequeños grupos, o focos de corrupción, porque empezarían a comerciar los productos extorsionando a la gente, pidiendo algún tipo de comisión”.

Un traspié en la vigilancia a los CLAP puede redundar en beneficios para las redes especulativas del bachaqueo y todos los negocios que se estructuran en torno a la escasez.

“Más bien deberían reforzar un sistema de distribución para restablecer el sistema de bodegas y quincallas que le daba tantos beneficios al pueblo. La única manera de reactivar esas redes de distribución, es aumentando la producción de bienes y servicios. Nadie especula con la abundancia”.

Durante el VI congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado en 2011, la posible eliminación de la libreta de racionamiento fue “el asunto que provocó más intervenciones de los participantes”, afirmó Raúl Castro.

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