El diario plural del Zulia

Liderazgo indigesto en el PSUV

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en el Zulia suele ser un polvorín. Históricamente, tras la metamorfosis que derivó en el fin del Movimiento Quinta República (MVR), la falta de liderazgos regionales o la ausencia de figuras de la total confianza del desaparecido Hugo Chávez y ahora de Nicolás Maduro, sacude a la organización madre del Polo Patriótico.

Lo ocurrido tras la debacle electoral del 6 de diciembre de 2015 exhibe las costuras de una estructura partidista que responde a los lineamientos de Caracas y que se activa casi que exclusivamente en tiempos de comicios, cuando la exigencia por la consecución de votos se sustenta en sumo en la defensa de la lealtad revolucionaria.

“Es hora de cambiar las estructuras del PSUV en el estado Zulia”, expresó el 8 de diciembre Miguel Pérez Pirela, filósofo y excandidato a la Alcaldía de Maracaibo, al considerar que la derrota en la entidad se debió a la mala organización y poca participación del partido en la propaganda previa a las elecciones. El resultado sacudió.

Los 14 diputados de Mesa de la Unidad Democrática sumaron 1.014.508 votos por 614.372 del partido de gobierno, una diferencia de 400.136 sufragios. Desde Miraflores, aun con el cordón umbilical partido gobierno-Estado, se designó a Darío Vivas, miembro de la dirección nacional del PSUV y exdiputado, para suceder a Francisco Arias Cárdenas. Vivas fue uno de los dirigentes más queridos por Hugo Chávez. Lo presentaba en mítines y era su principal movilizador.

Ojos por dentro
Los miembros de la dirección regional del partido se pusieron a derecho ante su nuevo jefe el pasado sábado en Maracaibo. María Alexandra Semprún, profesora de ciencias políticas de la URU, asegura que el PSUV se da un sacudón a sí mismo”. Recuerda que su directiva tiene una alta cuota de responsabilidad en el actual momento político y se actúa en consecuencia.

“Los partidos de izquierda en América Latina, históricamente, tienden a un proceso de revisión continua. El PSUV, por tener un liderazgo militar, no lo hace. Basa sus actuaciones en la lealtad extrema y no en la crítica”, refiere Semprún, quien achaca más la salida de Arias a un tema de desgaste por la concentración de funciones.

El PSUV Zulia tiene entre sus objetivos la preparación de los cuadros para no perder a finales de año la Gobernación y el CLEZ. Vivas posee un verbo tosco, pero su temperamento es ágil. Es mediador, con alta capacidad de convocatoria y entendimiento con los sectores populares. Una de sus primeras acciones sería establecer los mecanismos para designar a las nuevas direcciones municipales y parroquiales.

“La designación de Darío Vivas no es mala”, asegura Ricardo Lobo Acosta, presidente de la Fundación Renovando Esperanzas. A su juicio es necesario que el PSUV asuma un rol más activo de control y evaluación en todas las gestiones, nacional, regional y municipal.

“Su gran tarea es lograr que la unidad sea una realidad”. Mario Gutiérrez, doctor en Ciencias Políticas, coincide. Siempre y cuando la figura de Vivas sea transitoria. “Aquí sí hay liderazgos, pero en las bases”, afirma mientras espera que se dicten pautas con la instalación de mesas y comandos sectoriales y parroquiales. Después, avizora una renovación.

Desde 1999, en tiempos del MVR, las disputas internas por el poder, no tanto en lo ideológico, minaron los liderazgos locales. Atentados a tiros, conformación de grupos antagónicos y guerras con padrinazgos caraqueños marcan en rojo los 17 años de gobierno del proceso socialista en la región.

Antecedentes
Jorge Durán Centeno, exmilitar con rol en el 4-F, fue el primer coordinador que se tragó el partido. Le siguieron, con escasísimos resultados y logros, Genel Severyn (2001-2003), Maríade Queipo (2003-2007), María Cristina Iglesias (2004), Alberto Gutiérrez (2004), William Lara, Florencio Porras, Jesús Montilla (2005), los desaparecidos Lina Ron y Alberto Müller Rojas, en 2007; y Jacqueline Farías, en 2009. Los cambios en las jefaturas pasaron por coyunturas electorales.

En algún momento, Rodrigo Cabezas y Gian Carlo Di Martino lideraron con el aval de Chávez. Desde hace seis años, Arias Cárdenas asumió las riendas, con una figura siempre atenta desde la capital: Diosdado Cabello. El balance de los importados no fue positivo, refieren los analistas. Por el contrario, fortalecieron la confrontación de las corrientes. Gutiérrez afirma que el partido requiere una transformación profunda. “Ojalá que la principal directriz de Vivas sea reimpulsar el partido desde las bases. Parafraseando a Pérez Pirela aquí tampoco podemos jugar al juego de la silla”.

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