El diario plural del Zulia

Helímenas Espina: “La minería digital es una actividad parasitaria”

Asegura que en esta actividad solo se benefician los dueños de las máquinas. Al Estado no ingresa ningún aporte. SEN se ve afectado por consumo excesivo de energía

La minería digital, en el último año, ha convertido el cuarto de una casa común, en el área de labores de quienes antes se dedicaban al trabajo formal en la producción de bienes y servicios. El boom de las criptomonedas ha hecho que parte de la población mundial se haya desplazado al uso de la tecnología para obtener dinero, que ya no es en papel si no digital.

En el caso específico de nuestro país, se siente el impacto de esta actividad, que comenzó a expandirse tras la creación de la Superintendencia de la Criptomoneda y Actividades Conexas, el 8 de diciembre de 2017.

Helímenas Espina, economista y especialista en criptomonedas, es crítico sobre el tema. A su juicio, la minería digital no representa una actividad productiva, porque concentra las riquezas en pequeños grupos y depreda el medio ambiente por su alto consumo de energía.

“La minería digital privada crea una cultura parasitaria para producir dinero que no es a través de la prestación de un servicio o la producción de un bien. No es un negocio para nada socialista, porque incita a los ciudadanos a abandonar la producción tradicional, que le genera costos operativos como sueldos, salarios, maquinarias y pago de impuestos, para llevarlos a una actividad que no tiene ninguna restricción legal”, enfatiza a Versión Final.

Afectación al SEN

Según datos aportado por Espina, en Venezuela existen 200 mil máquinas legales, inscritas en la Superintendencia, pero adicionalmente hay otras 120 mil que no están registradas. “Una máquina de minar bitcoin, que es la criptomoneda que más se mina en Venezuela, consume 1.400 vatios, que multiplicado por 24 horas y luego por 30 días da un promedio de 1.000 kilovatios por equipo. Este consumo es el que utilizan dos familias de clase media en banda verde”.

Resalta que el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) viene padeciendo desde hace tiempo por la minería digital, “pero lo que se hacía tímidamente ahora se hace abiertamente”.

“Cuando el Gobierno estableció que se podían inscribir los mineros, las fallas en el SEN se hicieron más evidentes. Conozco personas que tienen hasta galpones, pero como la actividad era ilegal trabajaban con estaciones de autogeneración, en combinación con el SEN, por lo que la afectación no era tan visible”.

El economista acota que el 35% de las equipos mineros instalados se ubican en el Zulia, uno de los estados que ha padecido, en los últimos 10 meses, de apagones, fluctuaciones y racionamiento eléctrico.

Ley débil, dinero sin retorno

El especialista en criptomonedas asegura que el Estado venezolano no obtiene ningún ingreso económico con la minería legal, porque en la Ley de Petro y Criptoactivos no está tácito el cobro de impuestos a las transacciones financieras y el cobro de la energía y diesel a precio internacional.

Refiere que la minería privada se beneficia de la energía subvencionada. Solo el dueño de las máquinas recibe ganancias. En un trabajo realizado por el economista y otros especialistas en el tema se resalta que 200 mil máquinas consumen 280 megavatios (210 millones de kilovatios) al mes. En autogeneración el gasto equivale a 64 millones de litros de diesel (esto no incluye los costos de generación, transmisión y distribución).

Acota que al Estado le ingresan aproximadamente $ 8 millones, mientras invierte 53 millones de dólares por concepto de energía suministrada por el SEN y 31 millones por autogeneración  El diesel suministrado a los grupos privados se compra a $ 0,5234/l y se vende a Bs. 0,048/l”.

Destaca que la rentabilidad del negocio de la actividad minera para el Estado se lograría con la venta del kilovatio a precio internacional ($ 0,3/kWh), pero que en la realidad se paga solo Bs. 3 (por kWh)”.

Actividad elitesca

Espina es enfático en alertar que el minado de criptodivisas es una forma de explotación con ropaje de progreso, descentralización y modernidad. Resalta que la actividad virtual concentra las riquezas en pequeñas élites, que son las que tienen recursos para adquirir los aparatos tecnológicos.

Al menos unas 240 mil máquinas pueden estar representadas en 10 familias. “El dueño de la tecnología hace dinero y a través de un trading obtiene dólares en una cuenta en el exterior. Solo le da trabajo a cuatro personas que pueden vivir bien”.

Asegura que la actividad digital es una manera implícita de obtener dólares a Bs. 10 y venderlos a tasa de Dolar Today que es la referencia que usa el sistema bitcoin para establecer el cambio. “Es una manera muy disfrazada de las élites de hacerse de los dólares baratos y venderlos a precio del dólar negro”.

Medida de escape

Acota que la promoción de la actividad por parte del Gobierno se hizo porque se divorcia del sistema financiero tradicional, a través de los bancos centrales o del sistema financiero mundial. “Esta es una manera de poder esquivar el bloqueo financiero. La criptomoneda pasó a ser una alternativa para transar libre y directamente y poder traer bienes que se necesitan en el país”.

Para el economista el lanzamiento del petro fue una jugada maestra ante la crisis política que vive Venezuela. “El proyecto de la criptomoneda no está malo, malo es quien lo implementa que no colocó a la persona correcta frente a esta nueva figura. La economía digital viene, queramos o no”.

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