El diario plural del Zulia

“Este país protestario debería generar situaciones nuevas”

El hambre se configura como el principal factor motivacional que lleva a los ciudadanos a la calle desde el 1º de abril. Ya cuentan, al menos, cuatro mil protestas

Elías Pino Iturrieta. Investigador de la historia, no historiador. Así lo dijo él, aunque no refiriéndose a sí mismo sino a sus colegas. También profesor universitario y escritor, cuyos trabajos tratan de unir los fragmentos de una Venezuela en apuros para ver si se puede comprender al mirarla como un gran todo.

Hombre al que nada más le hace falta la lectura y comprensión de la historia para entender la Venezuela protestataria que se erige hoy, diferente a la del siglo pasado por una sola razón: “el calendario no se mueve en vano. Las respuestas de los venezolanos de nuestros días ante las solicitudes del entorno forman un conjunto de conductas que, aparecidas en una sola temporalidad, expuestas en una sola época, no habían actuado en términos colectivos”, tal y como lo escribió antes en el portal web Prodavinci.

Venezuela está en conflicto desde el 1º de abril. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) ha registrado, desde entonces, 4.182 manifestaciones, lo cual es equivalente a 42 protestas diarias. “Esta cifra representa un aumento de 85 % con respecto a igual período de 2016, cuando se contabilizaron 2.255 manifestaciones”.

Venezuela está en llamas

A Elías Pinto Iturrieta lo invitaron a la 73ª Asamblea Anual de Fedecámaras, donde expuso sus ideas en torno a la República. Entre sus planteamientos, resalta lo que llevó al venezolano a actuar así: la penuria material. En una sociedad básica, primitiva, en última instancia, lo que la precipita a confrontar al Gobierno es el hambre, ni siquiera la inseguridad: aquí no ha habido ni una sola protesta, ni un solo plantón, ni una sola guarimba, por inseguridad, por la tasa de homicidio.

—¿Cuáles son las características de esta Venezuela protestataria con respecto a la nación del pasado?

—Es una época inédita. Las características de las movilizaciones actuales no se han dado jamás en la historia. Hablamos de un proceso que, para ponerle un inicio, deviene de 1810- 1811, y que llega hasta nuestros días. La situación del presente es de una emergencia de republicanismo. Republicanismo
significa la conciencia social metida en el pellejo de cada ciudadano que lo obliga a incorporarse a actividades relacionadas con el bien común.

—¿Por qué se da este protagonismo inédito del venezolano?

—Diría que, entre otras cosas, el desmantelamiento de los partidos políticos de la democracia representativa que habían controlado la conducta colectiva. En la medida en que ese control desaparece la conducta colectiva el ciudadano queda de su cuenta y comienza a pensárselo mejor, y espera una nueva conducción, aguarda la reconstrucción de los viejos partidos y en esa espera toma una decisión: de allí que se fueran metiendo en el paquete del bien común.

—¿Qué produce el desmantelamiento de los partidos políticos?

—Dos fuerzas nuevas. En primer lugar, una emergencia de un protagonista que no había tenido participación política: la Iglesia, la Iglesia que ha roto con todas sus pautas del pasado para convertirse en actor político, involucrase en la situación y conectarse mucho más con la feligresía, feligresía que atiende el llamado de los pastores –que se convierten en referencia social.

En segunda instancia: la participación de la generación joven. Un liderazgo nacido en los últimos 20 años, cronológicamente sin vínculos con el pasado, se está haciendo cargo de la situación. Todo indica la emergencia de una nueva sensibilidad social, nueva mentalidad. Frente a eso, se avista una situación de mucha incertidumbre, de promesa. No sabemos qué pasará; la historia tiene un reloj distinto al que usamos nosotros cuando hablamos.

—¿Han aumentado los factores motivaciones para salir a protestar?

—Hay factores inconscientes y consientes importantes. Uno: la falta de cabeza. Se pierden los liderazgos antiguos y la sociedad queda descabezada y le comienza a crecer su cráneo propio. Otro: el desprestigio de los liderazgos del pasado la colocan en una situación de espera, de evaluar circunstancias. Pero, sobre todo, la brutalidad del régimen: en la medida en la que el régimen se aferra a su receta y no entiende la metamorfosis de la sociedad, hace que esa metamorfosis engorde y se convierta en la realidad que estamos viviendo.

—Con respecto a factores más humanos…

—El problema de las carestías materiales: en la medida de que no se halle alimentos, de que el sueldo no alcance, que la salud esté amenazada se alimenta esa conciencia ciudadana.

—Las palabras “guarimbas”, “plantones”, “trancazos”, “barricadas” conviven con el venezolano de hoy...

—“Guarimba” la inventó Hugo Chávez para desprestigiar los movimientos populares y las famosas “barricadas”. “Barricada” se asocia con libertad desde el siglo XIX francés. Hablar de barricadas es vincular un fenómeno social constructivo. La “guarimba” pegó, como pegó la palabra “Cuarta República” cuando no existe. “Guarimbero” es una manipulación proveniente del vocabulario chavista. “Plantón” y “trancazo” son traducciones criollas propuestas por la dirigencia. Expresiones de la cotidianidad. No solo está conviviendo con esas nuevas palabras: convive con esas nuevas realidades. Y esas nuevas realidades necesitan un nombre, una identificación.

—Una proyección: ¿hacía dónde pudiera ir esta Venezuela protestaría?

—No se sabe. Debería ir a situaciones nuevas que lleven a un cambio. Puede ser a un golpe militar brutal: un cambio. Una transición negociada: un cambio. Una reconstrucción del proyecto democrático del pasado (improbable): un cambio. Todo eso sería un cambio en relación a las dos últimas décadas del chavismo.

El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) expresa en su portal web que “con el Plan Zamora se exacerbó la represión y la violencia en Venezuela. Se han registrado extraoficialmente 111 muertes desde el 6 de abril hasta el 4 de julio del presente año. En este lapso el Ministerio Público ha reconocido el fallecimiento de 92 personas.

Las muertes se encuentran distribuidas en 14 estados del país. Distrito Capital, Miranda, Lara y Carabobo concentran el mayor número de víctimas”. Este organismo insta a llevar a cabo investigaciones oportunas para establecer las responsabilidades correspondientes.

 

 

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