El diario plural del Zulia

“El día de Navidad mataron 12 animales para luego venderlos”

Alexander Rodríguez Herrera, agricultor canario en Venezuela, narra al mundo el drama para defender sus fincas en Portuguesa

Alexander Rodríguez Herrera vivió este año la Nochebuena más extraña de su vida gracias a un regalo inesperado, tras seis años de guerra y dos meses de ofensiva final contra sus fincas El Mango, El Carmen y L as Canoítas.

Sólo alguien con la misma fe inquebrantable de este agricultor y ganadero español, hijo de canarios de La Gomera, lo hubiera conseguido: la liberación del Ford Fiesta de su mujer Eugenia, secuestrado durante 10 días por los mismos policías que habían acudido a su finca para actuar contra la emboscada, a tiro limpio, llevada a cabo por los invasores revolucionarios del terreno familiar.

En las crónicas venezolanas del derrumbe, el surrealismo trágico actúa con especial saña contra el campo criollo hasta casi destruirlo. Que se lo digan si no al canario Rodríguez Herrera (53 años), que repite con nostalgia los famosos silbidos gomeros. Desde Madrid, sus tres hijos los escuchan a través del teléfono. Alexandra (23 años), Anastasio (22) y Milagros (18) están refugiados en España porque su Acarigua natal, en el estado de Portuguesa, el granero del país, ya no les quiere.

"Tuve que sacarlos por las amenazas de muerte", confirma Alexander. La embestida contra este agricultor y ganadero resume buena parte de las lacras que consumen hoy a Venezuela y que también "han hundido la producción en el granero del país" en plena crisis de escasez de alimentos: invasión de fincas, violencia, saqueo, robo continuado, corrupción, impunidad y retrasos judiciales.

La historia de esta familia canaria se escribe con renglones tan torcidos que también se llevó por delante a uno de ellos, Anastasio Rodríguez, quien se guindó (ahorcó) hace dos años, asfixiado por las sombras: el ataque contra las fincas familiares que su padre comenzó a sembrar a mediados del siglo pasado y contra el molino que él mismo regentaba.

"Y súmale la situación del país, mi hermano se medicaba, pero no encontrábamos sus remedios. Estaba depresivo", recuerda Alexander. Los invasores chavistas iniciaron el 23 de octubre "la toma definitiva de las tres fincas", la culminación de un plan iniciado hace seis años. Durante 10 días incluso mantuvieron secuestrados a siete empleados.

Parecida conspiración a la sufrida por centenares de productores españoles durante los 20 años de revolución, que incluso en 2010 provocó la huelga de hambre de varios de ellos, con propiedades en Guárico y Yaracuy, ante el consulado de Caracas.

Las cooperativas Hortalizas para el Pueblo y Fe y Esperanza, conformadas por campesinos de las juntas comunales y militantes de la Unidad de Batalla Hugo Chávez de Turén, un municipio cercano, pusieron sus ojos en las tierras de los canarios por su riqueza.

"El día de Navidad mataron a 12 animales para luego venderlos. Hay policías y guardias involucrados. Todo lo he denunciado ante la Fiscalía", argumenta el hacendado canario, que se ha convertido en uno de esos personajes de película, de institución en institución, desde la comandancia militar hasta el Instituto de Tierras (Inti) sin renunciar a la legalidad, empeñado en cumplir las reglas del juego, sabedor no obstante de que se enfrenta a un complot donde los invasores, como tantas otras veces, parecen los intocables de la revolución.

"Los sacan un día y vuelven a entrar al día siguiente", se queja con amargura. Los invasores construyeron pequeños ranchos con palos y plásticos para tomar posesión y aducir que se trata de "tierras ociosas" y forzar la expropiación. Hasta dos pósters bolivarianos pegaron allí: uno con la leyenda "Chávez vive" y otro con "Tierra libre para el país".

Blindados por la revolución, invadieron por la fuerza 634 hectáreas, con cultivos de arroz, trigo, frijoles y sorgo, apropiándose también de 14 tractores, cinco cosechadoras, furgonetas y otros equipos.

Más de dos millones de kilos fueron recolectados en 2013; escasos 8.000 kilos en lo que va de año. "Cumplimos un año de la última siembra. Ahora mismo no nos dejan producir nada", desvela Rodríguez. También decomisaron 600 vacas, becerros, toros y caballos, además de 280 ovejas, todos ellos valorados en casi medio millón de euros.

Cada vez que nos acercamos a la finca vemos menos cantidad de animales, incluso gente armada persiguiéndolos montados en los tractores. Hemos visto animales amarrados, a los que sacrifican. También nos hemos encontrado cabezas y espinazos

La familia canaria todavía conserva el molino levantado hace décadas por el patriarca familiar, capaz de procesar cinco millones de kilos de materia prima, cuyos logros fueron recogidos en una crónica del diario El Nacional, con fecha de septiembre de 1970.

La producción se ha reducido hoy a sólo un 10% de aquellas cifras, otro síntoma más del deterioro de Venezuela. El relato de la reportera de aquella época, hipnotizada por la riqueza de la tierra y por el trabajo de los canarios llegados a su país, airea aún más si cabe el descalabro nacional y la persecución contra quienes tanto trabajaron: “Al presenciar el magnífico ritmo causado por los granitos de arroz, nos extasiamos y gritamos ulteriormente: qué grande es el esfuerzo de los hombres del campo para cosechar el arroz, alimento diario de muchos hogares venezolanos”.

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