El diario plural del Zulia

Diego Lombardi Boscán: La ilusión de las misiones

Cuando un simpatizante del chavismo escucha, o lee, que la revolución no sacó ni sacará a nadie de la pobreza, le cuesta aceptarlo. ¿Por qué? Pues porque la maquinaria propagandística del régimen es, quizás, uno de sus verdaderos logros: destrozó la percepción de la realidad de miles de venezolanos y creó una especie de “realidad paralela.” Esta entrevista a Diego Lombardi Boscán, estudioso de políticas públicas, nos permite esbozar algunas ideas para orientarnos en los problemas elementales de la política social, léase: las grandes misiones.

—¿Las políticas sociales, del período democrático estaban diseñadas bajo algún criterio técnico y/o político?

—Sí. Tal vez uno de los más importantes fue la masificación de la educación, entendida como mecanismo de ascenso social. También en materia de Salud Pública se hizo un esfuerzo importante. Ahora, el criterio dominante fue el “Estado distribuidor”, ese “padre” que da a los hijos sin exigir responsabilidad. Esto trae una alta dependencia real (y psicológica) de la población hacia el Estado, y particularmente hacia el Gobierno. Es, en ese momento, cuando la política social fracasa, pues no está diseñada para que las personas se vayan independizando del Estado sino que, por el contrario, se hacen más dependientes. Prevalece un criterio electoral, ni siquiera político.

—¿Qué relación existía entonces entre las políticas sociales y la renta petrolera en el mismo período?

—A mediados del siglo XX se dio un gran debate sobre la relación económica del país (y del Estado) con la renta petrolera y, por lo tanto, de sus políticas sociales. Una de las corrientes sostenía que los ingresos provenientes de esta renta deberían ingresar por el lado de la oferta, es decir, promoviendo la inversión productiva, de tal forma que el sector empresarial demandara esfuerzo laboral (y por lo tanto se pagaran salarios) al mismo tiempo que se producían bienes y servicios (que consumiría una sociedad que laboraba). La otra corriente decía que la renta petrolera ingresara por el lado de la demanda, subsidiando la productividad laboral con ingresos más altos de lo que deberían ser en base a la productividad, esto se traduciría en demanda de bienes y servicios que, a su vez, se supone haría que el sector empresarial  los produjera. Prevaleció la segunda visión, que no es errada de por sí. El fallo principal estuvo en una moneda sobrevaluada y ningún control de las importaciones. La producción nacional nunca tuvo lugar y la demanda se cubrió con importaciones. Esto trajo que una importante masa laboral no fuera necesaria. Acarreando desempleo y pobreza. Y políticas sociales asistencialistas (clientelares).

—¿Piensas que las políticas sociales durante el período democrático construían ciudadanía y fortalecían la democracia?

—En teoría sí. Por ejemplo, la política de masificación educativa vigorizaba estos aspectos. Sin embargo, en otro ámbito tenían un corte muy asistencialista, lo que debilita la ciudadanía y la democracia, pues estas se basan en el principio de responsabilidad individual e independencia. Y el asistencialismo busca lo contrario. El problema de fondo de las políticas sociales es que Estado, Gobierno y Partido siempre se han mezclado. Así, para ser Gobierno se debe tener un partido que gane elecciones. Y el Estado como controlador de la economía, termina bajo prioridades corporativas y no sociales. Por lo tanto, la política social ha sido, es y será clientelar hasta tanto las decisiones de políticas públicas dejen de provenir de lógicas electorales y pasen a ser diseñadas desde la óptica de un Gobierno (y un Estado) liberado de estas relaciones difusas de sometimiento.

—Pasando a tiempos de revolución: ¿las misiones sociales (políticas sociales) están diseñadas bajo criterios técnicos y/o políticos?

—En mi opinión sí hubo elementos técnicos. Particularmente en el tema de salud. Los objetivos del milenio establecen este referente que mencionas. Sin embargo, la principal falla técnica ha estado en la implementación, particularmente por tres razones. Una: ha sido una política social muy costosa para los resultados que ha obtenido (poco e cientes y, por lo tanto, tienen una presión muy alta sobre el gasto). Dos: no es una política sostenible (depende de altos ingresos petroleros). Y tres: es chantajista en su intencionalidad real. No están diseñadas para liberar, sino para la sumisión. Va más allá del clientelismo.

—¿Pero existe la creencia de que las misiones sociales y la participación impulsadas por la revolución han fortalecido la democracia y la ciudadanía?

—Toda política social en principio debería fortalecer la democracia. Pero si la misma está basada en un principio de sumisión, más bien la debilita. La política social de Pdvsa (en realidad se debería hablar de Responsabilidad Social) es absolutamente de obediencia a una supuesta idea política. Fíjate, desde el punto de vista teórico, al promover políticas de participación se hace ciudadanía. Los Consejos Comunales pudieran haberla fortalecido, tal vez ahora no se perciba mucho, ya que la gran mayoría tiene dependencia material (económica) y psicológica (chavismo) con el gobierno actual. Pero no hay duda que la base que sustenta la idea, no así su legislación, pudo ser un espacio interesante de participación ciudadana.

—¿Piensas que los Consejos Comunales, las Comunas, el Sistema Económico Comunal, están en capacidad de diseñar, ejecutar y controlar las misiones sociales?

—Creo que no. La razón fundamental es la falta de competencias técnicas y controles adecuados. Sería, o ha sido, un despilfarro faraónico. Digamos que el principio teórico del asunto fue interesante. La realidad de su ejecución lo ha negado, por supuesto.

—Alfredo Serrano Mancilla afirma en su libro, El pensamiento económico de Hugo Chávez (2014), que Venezuela pasó del Estado de Bienestar al Estado de Misiones. ¿Qué opinas al respecto? 

No conozco el libro ni las ideas de Serrano. En todo caso, el Estado de bienestar es distinto al modelo neoliberal, de hecho se puede decir que son visiones contrarias. No deben confundirse. Por otro lado, reducir un Estado socialista a misiones es una simplificación muy grave. El concepto de misión (que suena específico con comienzo y fin muy claro; además del sentido de “emergencia”) no puede ser lo que sostenga una visión de Estado, que debería tener, más bien, una perspectiva de largo plazo y sustentabilidad. De hecho, la confusión es tal que hay más parecido entre un estado socialista y el estado de bienestar, que de este último con el modelo neoliberal. Catalogar al Estado de bienestar como neoliberal no solo es ignorancia, sino también una estrategia de sometimiento que consiste en vaciar las categorías políticas y económicas de su verdadero significado para neutralizar un discurso diferente del oficial.

—Algunos investigadores afirman que las misiones no sacaron a nadie de la pobreza, que estos indicadores se movieron simplemente por el aluvión que significó el aumento de los precios del petróleo. Y porque hubo una masa de gente con cierta preparación y capacidades que se las ingenió para capturar una parte de ese chorro de divisas. ¿Qué dices de tan polémica afirmación?

—Estoy de acuerdo. Las misiones fueron un intento de política social, en principio con objetivos claros como sacar a la gente de la pobreza. Pero lo cierto es que, han sido muy ineficientes e insostenibles. La salida de la pobreza implica procesos de mediano y largo plazo y, lo más importante: continuos. Lamentablemente las misiones solo sirvieron para crear una ilusión de mejora social y mayor dependencia hacia el Estado–Gobierno–Partido. Y me gustaría subrayar la palabra ilusión, porque creo que debemos entenderla con toda su fuerza y significación. Las misiones fueron un acto de prestidigitación política, sin duda alguna.

—¿Deseas agregar algo específico para cerrar nuestra conversación?

—La idea ha sido reiterar que, el modelo actual, es una continuación exacerbada de los males que se traían desde el periodo democrático: Más dependencia del petróleo, más importaciones, menor productividad y políticas que profundizan el clientelismo. Lo que pareció un logro como fue el tema social, se ha desmoronado por la caída del ingreso petrolero, la corrupción desmedida y la intención de sometimiento y chantaje (a través de las misiones) como mecanismo de preservación del poder.

 

Lea también
Comentarios
Cargando...