El diario plural del Zulia

Crisis venezolana signa comicios colombianos

Analistas aseguran que cercanía de la izquierda colombiana con Gobierno venezolano y las FARC influyó en los resultados

El 17 de junio, Colombia define, en una segunda ronda electoral, el sucesor de Juan Manuel Santos y el destino de la nación durante los próximos cuatro años (2018-2022). Dos fuerzas antagónicas se enfrentan en unos comicios polarizados; la derecha conservadora y la izquierda radical.

Iván Duque, de 42 años, candidato del Centro Democrático, el partido del expresidente Álvaro Uribe, y Gustavo Petro, de 58 años, representante de la izquierda y exalcalde de Bogotá, se disputarán el balotaje en el que más de 36 millones de colombianos darán su veredicto final.

En la primera vuelta, Duque se ubicó con el 39,11 % de los votos (7.536.231), superó en 14 puntos porcentuales a Petro, quien alcanzó el 25,10 %, (4.835.777). Otros 4,5 millones votaron por Sergio Fajardo, y unos 400.000 acompañaron a Humberto De La Calle. Germán Vargas Lleras solo obtuvo el 7,2%.

La registrador nacional calificó de histórico la participación del 53 % del padrón electoral, (19.564.524 de personas).

Un escrutinio importante que realizan los analistas de esta jornada electoral es que Duque triunfó en 23 de los 32 departamentos, siete más de los que su partido conquistó en 2014. Otra victoria fue la que obtuvo en la mayoría de las zonas que controlaban las FARC antes del Acuerdo de Paz.

Los detractores del derechista lo señalan como el hijo político y títere de Uribe Vélez, que de ganar la silla del Palacio de Nariño vendría a recuperar el poder luego de ocho años. “Todavía nadie sabe si tiene criterio propio o va a obedecer los mandatos de otro”, sostiene Fabián Acuña, profesor de la Universidad Javeriana.

Conquista de la izquierda

Gustavo Petro lideró en nueve departamentos y en tres de ellos su triunfo es significativo. Es considerado el candidato de izquierda que más cerca ha estado de llegar a la presidencia.

Su discurso antisistema conectó con los jóvenes, los indígenas y los más vulnerables. Algunos sectores lo perciben como un populista de extrema izquierda que llevaría a Colombia a un modelo similar al de Venezuela. Otros, lo asocian como un líder que conduciría al país por un camino de justicia social.

A juicio de Javier Medina, abogado, experto en negociación y resolución de conflictos, la crisis venezolana influyó negativamente en los resultados que logró Petro. “Su mayor talón de Aquiles es estar vinculado con todo lo que la sociedad colombiana e internacional rechaza; con Maduro, el chavismo y con la guerrilla de las FARC”.

Sin embargo, pese a haber mantenido una cercanía al Gobierno venezolano durante la campaña, Petro dio un giro a su discurso durante una entrevista realizada por la periodista Patricia Janiot, después de la primera vuelta electoral. Aseguró que no propondrá una Asamblea Constituyente, que no es necesario expropiar bienes y calificó al Gobierno venezolano como una dictadura.

Gabriel Reyes, abogado internacionalista, profesor de la Universidad Metropolitana de Caracas, coincide con Medina. Manifiesta que así como en el pasado Hugo Chávez Frías impulsó procesos políticos en Latinoamérica, “hoy el madurismo es referencia de lo que no debe volver a suceder en el mundo”.

Según las métricas que maneja el CNE, en toda la gran franja fronteriza, Duque ganó por un amplio margen. La excepción fue en La Guajira, en donde triunfó Petro. Analistas coinciden que los resultados reflejan el rechazo de la izquierda en esas zonas que conocen de cerca la diáspora venezolana.

Cifras oficiales del Consulado de Colombia en Caracas apuntan que Duque obtuvo 22.221 votos; Germán Vargas, 6.065; Petro apenas 4.364 y Fajardo, 1.186. En la capital venezolana, la izquierda quedó en el tercer puesto.

Juan Manuel Charry, abogado especialista en Derecho Constitucional y docente de la Universidad del Rosario, en Bogotá, resalta que aunque el tema venezolano tuvo cierta influencia en los resultados, el triunfo del candidato uribista es una respuesta contundente al coqueteo de Petro en la negociación con las FARC y el ELN, principalmente. “Ya en el plebiscito sobre los Acuerdos de Paz en 2016, el pueblo manifestó su rechazo al perdón de las guerrillas y su incursión a la vida política”.

Además -acota Charry- Petro tuvo problema para trabajar en equipo en la Alcaldía de Bogotá, impuso un modelo de recolección de basura que generó litigios y condena a la ciudad. “Un buen sector lo percibe como populista, poco confiable, teme que lleve a Colombia a un desastre económico y falta de alternancia en el poder”.

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