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Cono monetario: Medida “improvisada” para mostrar poder

El Banco Central de Venezuela (BCV) sorprendió con el anuncio, un nuevo cono monetario llegaría en 11 días, una medida que aunque sugerida por economistas desde hace más de un año, llegó en paracaídas y sin planificación. La escasez de efectivo se mantiene, siendo cada día más parecida a un corralito financiero, que para los economistas consultados, habla del control y el poder que el Gobierno quiere ejercer en el país.

La planificación para sustituir el cono monetario tardaría al menos dos años, explica el economista Leonardo Soto, esto en función de unas variables macroeconómicas puntuales: estimación del incremento de la inflación y valores de la producción relativa, “vas a lanzar a la calle una nueva moneda con un nuevo valor desde el punto de vista del poder adquisitivo que van a tener las piezas, por eso tienes que estimar que vas a incrementar la producción entre 3, 5, y 10 veces por encima de lo que determina el billete de más alta denominación”.

Al contrario, el Gobierno informó de manera sorpresiva los nuevos billetes, justo cuando el dólar paralelo alcanzaba niveles escandalosos, lo que terminó siendo una válvula de escape, más que para la situación económica, para realzar su gura política. “Un Presidente que trata de decirle al mundo: yo soy el Presidente que sorprende”, ejemplifica Soto.

Merma del paralelo

“El Gobierno había perdido su capacidad política de influir de forma significativa en el mercado de divisas, pierde poder, como un aparato burocrático que maneja toda la capacidad productora del Estado, se vieron presionados porque toda la incidencia de consumo e inversión se daba en función al dólar especulativo y lanzan estas medidas para decirles tanto a los actores que se oponen como los que están a favor: yo sigo teniendo el control y yo puedo hacer lo que tenga que hacer para poder establecer ciertos mecanismos de control”, explica el experto en planificación y desarrollo.

El anuncio terminó arrojando resultados positivos para el Gobierno, pues con la salida de circulación del billete de 100, el dólar negro empezó a bajar, aunque el marcador electrónico se volviera a mover en alza, una vez que se extendieron los plazos para la circulación del marrón. 

¿Bueno o malo?

La economista María Alizo reconoce que era una necesidad el nuevo cono monetario, sin embargo, visualiza “acéfalas” las decisiones del Gobierno, pues llegan “cuando ya es inevitable, pero no porque desarrollen políticas de planificación económicas para tratar de solventar las necesidades del país, usan políticas reactivas”.

Para Alizo, el Estado atrasó todo lo que pudo la medida porque pone en evidencia la pérdida del bolívar, la inflación, la poca capacidad adquisitiva que se tiene con el salario mínimo. “Cuando venga el nuevo billete la gente se va a dar cuenta que lo que gana es nada”.

“Son pañitos de agua tibia”, indica Alizo para responder si el nuevo cono monetario tendrá beneficios a la economía. Considera que solventa lo costoso que le salía al Estado imprimir billetes que no tenían valor pero, a su juicio, la medida no busca mejorar la economía, “esto no va a traer nada, lo único será la facilidad de tránsito e intercambio de billetes”.

Corralito financiero

Maduro mató en 72 horas el billete de 100, y logró recoger 70 % de su existencia, siendo el marrón 60 % de la masa monetaria que circulaba en el país. Luego lo resucitó, pero la escasez de efectivo permaneció en los comercios, cajeros automáticos, incluso a través de taquillas en las entidades bancarias. El mensaje del jefe de Estado fue en dirección al uso de la banca electrónica, pero también colapsó.

Leonardo Soto explica que para poder salir de la crisis de manera progresiva hay dos opciones: la contracción de la demanda o la expansión de la producción. Esta última, afirma, está limitada por elementos partidistas, “empresarios buenos y no buenos”. La falta de consenso “mediático”, a juicio del economista, no permitirá que se incremente la producción, por lo que contraer la demanda es el camino que la realidad financiera de los venezolanos indica que se ha aplicado.

La contracción de la demanda son corralitos financieros que imposibilitan tener acceso a grandes cantidades de dinero para evitar grandes cantidades de consumo y, de esta manera, lograr una baja importante de los precios y eso pudiera crear una sensación de estabilidad temporal”.

María Alizo reconoce también la escasez de efectivo, pero justifica que podría ser un intento de paliar la inflación. Explica que el comercio informal, el mercado negro, trabaja mayormente con el efectivo, “quizás lo han hecho para paliar los niveles de especulación que se dan en esos mercados, pero son medidas que atacan el fuego, pero no van al problema de raíz”.

Ambos economistas indican que el Gobierno no cuenta con una política estratégica, ni en corto, mediano y largo plazo, sino que asume una posición “reactiva, tratando de apagar los pequeños fuegos que se van formando”, atacando los problemas a última hora.

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