El diario plural del Zulia

Cáritas pide auxilio para 280 mil niños desnutridos

Sin la participación del Estado los infantes atraviesan un escenario extremo de vulnerabilidad, según la organización

En Venezuela se pasó de una crisis humanitaria a una emergencia humanitaria. La diferencia entre las dos variables, según la socióloga Janeth Márquez, directora ejecutiva de Cáritas de Venezuela, es “exactamente” la agudización.

Márquez afianza su diagnóstico en el monitoreo intencional que hace Cáritas de Venezuela en zonas vulnerables del país donde existen niños desnutridos de cero a cinco años. Asegura que la emergencia humanitaria se revela “como lo hemos visto cuando comenzamos en septiembre de 2016 con 8 % y durante todo el 2017 empezó a subir de 10 % a 12 %”.

Caracas, Vargas, Miranda y Zulia, reciben de Cáritas de Venezuela asistencia nutricional y de diagnóstico en los niños de las familias en condición de riesgo. La organización no gubernamental utiliza los parámetros de desnutrición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según los cuales en los países cuando pasa de 15 % hay una emergencia e “implica que hay de por medio la muerte, que hay gente que puede estar en peligro de muerte”, advierte.

“Nosotros al día de hoy, en nuestro último reporte en el país estamos midiendo al 16 %. Sabemos que el Gobierno tiene su data y que además estamos seguros que la data del Estado es más complicada que la de nosotros”, avisa la experta.

—Ubicados en el grado de 16 % de desnutrición, ¿está muriendo de hambre la gente en Venezuela?

—A un niño nutrido lo agarra difteria y lo soporta, le da paludismo y lo soporta. A una persona desnutrida la agarra cualquier tipo de estas enfermedades y las lleva a la muerte. Tenemos ya algunos menores, ya se ven en las páginas de los periódicos, en Ciudad Bolívar, en el estado Vargas, que ya no están soportando enfermedades respiratorias. Con la suma de bondades hay posibilidad de que estos pequeños vuelvan rápidamente a la forma de nutrición, pero si no tenemos las curvas de bondades y si no tenemos la participación del Estado, también es verdad que están en un precipicio que se llama poder morir. Aunque a nosotros nos gusta decir que son niños que están en posibilidad de salvarse. Si cambiamos se pueden salvar.

 —El canciller Jorge Arreaza aseguró ante la ONU que aquí no existe una crisis humanitaria. ¿Tiene razón?

—Él es un funcionario del Estado y tiene una responsabilidad al emitir esas declaraciones. Nosotros lo que podemos decir es lo que vemos. Nosotros estamos notando en las zonas vulnerables donde trabajamos y haciendo algunos monitoreos, con mucha transparencia y tecnología, además retomando los criterios de la OMS. En este momento una parte de la población sufre no solo una crisis, sino una emergencia alimentaria que con factores agravantes produce la muerte. Creo que las declaraciones de los funcionarios públicos están muy enmarcadas en los temas comiciales, por eso les pedimos muchas veces que saquemos este tema de la política, de lo electoral, para que las declaraciones sean más cercanas a lo que está sufriendo nuestra gente.

—El representante de nuestro país ante la CIDH, Larry Devoe, asevera que “Venezuela no necesita que le regalen algo”, ¿qué lectura hace de su afirmación?

—En este momento necesitamos cooperación. En Cáritas hay más de 20 bancos de medicamentos donde llegaban entre 10 y 15 personas diarias. Hoy llegan 300 personas diarias que no pueden comprar ni consiguen los fármacos. Hay gente que no consigue la insulina en algún lado, no está el medicamento en Venezuela. Eso significa que necesitamos que alguien nos colabore. Esa crisis que el Gobierno ha asumido está trayendo consecuencias y esas consecuencias al final es la gente, entonces se necesita ayuda.

 — ¿Coincide con Larry Devoe en que la crisis alimentaria venezolana se debe a las sanciones internacionales y medidas coercitivas externas?

—Como no queremos entrar en el tema político decimos que en este momento estamos intentando resolver las consecuencias de esa crisis que son los niños desnutridos, desabastecimiento y por eso nosotros estamos actuando. No queremos ser vistos como un ente político, sino como un actor meramente social, además de la Iglesia.

— ¿Con una política gubernamental adecuada, cuántas personas podrían salvarse de la muerte en Venezuela?

—En proyecciones hechas tomando en cuenta las mismas estadísticas del Gobierno, creemos que, por ejemplo, la proyección que nos da una tendencia de 280 mil niños que pudieran estar en desnutrición aguda, es que pudiéramos estar ayudando y salvando no solo de la muerte, sino de un futuro hipotecado. Muchos infantes con desnutrición aguda puede ser que no se mueran, pero van a quedar hipotecado en su vida futura. Son niños que en el fondo no van a poder ni estudiar ni incorporarse a la sociedad ni al trabajo. Eso es lo que nosotros queremos salvar. Queremos que la gente tenga vida, pero vida en abundancia, una vida digna, calidad de vida.

— ¿Dónde está la falla del Gobierno en materia alimentaria hacia los sectores más necesitados?

—La falla es de fondo y tiene que ver con temas de producción. Porque implementándose un sistema económico que responde a un eje especial como es la producción, se podría tener en la mesa un abastecimiento para que la gente, como se ha hecho en años anteriores, trabaje y tenga los ingresos necesarios para alimentar a su familia. Creo que todas las sociedades viven en función de que las familias no reciban dádivas, sino solo cuando sea necesario, que no sean permanentes los programas sociales, sino que se trabaje en función de que la familia tenga ingresos para poder mantener a sus miembros y que además en el país se logre solventar el abastecimiento con producción propia y con la compra, pero que la producción propia sea el eje central y la compra sea más bien la sumatoria para satisfacer toda la demanda.

— ¿Las cajas CLAP se ajustan al derecho que tienen los venezolanos a una alimentación de calidad?

—Es una política social que viene a ser un complemento alimentario. Se ha visto la caja CLAP como para que la familia se pueda alimentar y no, eso es un complemento. Los programas sociales no pueden ser nitos, en el fondo no resuelven algo y además la gente se acostumbra a estos programas. Debe ser complementario, pero la gente tiene que tener ingresos, sueldos, para poder resolver el otro 75 % que debe buscar con sus propios esfuerzos y en este momento la gente no tiene ese 75 %, por eso ve en este programa alimentario la solución y al final los CLAP no resuelve, sino un 25 % de la necesidad alimentaria de cada familia.

Lea también
Comentarios
Cargando...