El diario plural del Zulia

Arco minero amenaza a 22 comunidades indígenas

El Estado va por el oro. Las reservas en el Arco Minero del Orinoco son 7 mil toneladas, lo que equivaldría a 280 mil millones de dólares en moneda actual. Esto le daría a la nación un tiempo potencial de 70 años de extracción.

Pero todo está conectado: la tierra, el fuego, la vida, nosotros… de ahí venimos. Tocar terrenos de donde nacieron culturas ancestrales supone un crimen. El Arco Minero del Orinoco se perfila como el arma ejecutora de 112 mil kilómetros de áreas fértiles, colmadas de historia originaria de 22 pueblos aborígenes, fauna y ora, también de minerales que podrían diversificar la economía de Venezuela.

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Oro en lugar de una selva tropical húmeda. Hierro en vez de grandes extensiones de sabanas con suelos frágiles. Coltán y bauxita por fuentes de agua. Diamante por territorios aborígenes. El área del Arco Minero constituye 12 por ciento del territorio nacional.

El Decreto Presidencial 2.248, emitido en febrero pasado, le da potestad al Estado para explotar esta zona del Delta del Orinoco. La finalidad expuesta por diversos representantes del Gobierno, es aprovechar las potencialidades de los minerales en sintonía con las metas establecidas en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación y así sustituir al petróleo como única fuente de ingreso.

En Bolívar, Amazonas, Delta Amacuro y parte de Monagas se concentra la mayor cantidad de pueblos originarios de Venezuela. Hay diversidad de etnias en ciento treinta mil seres humanos de esa zona.

Ellos, la tierra y el Estado

Los Waraos, Pemones, Pumé, Jivis, Guajibos, Kariñas y Piaroas —a excepción de los Yanomamis— tienen como matriz lingüística Caribe. Eso es así, explica el sociólogo Mauro Carrero, porque por el agua del Delta del Orinoco y otros afluentes entraron hace miles de años, mucho antes de que Cristóbal Colón arribara al Nuevo Mundo. Llegaron a poblar el sur y se comenzaron a diferenciar los idiomas a la medida en que los grupos se separaron y se crearon las etnicidades.

De estos pueblos se erigen como elementos centrales la tierra y el agua. La primera, como la madre dadora de vida, de alimentos, la que permite la cosecha y la posibilidad de que otros seres habiten el planeta, y la segunda, como origen de vida, de acuerdo con Carrero.

Dentro del territorio del Arco Minero también se hallan los pueblos de Mapoyo, Eñepá, Kariña, Arawak, Akawako, Yekwana y Sanema. Las comunidades originarias cercanas al Amazonas y Delta Amacuro no se escapan de los daños culturales y ecológicos.

Ambientalistas se oponen

A Esteban Emilio Mosonyi lo destituyeron de su cargo como rector de la Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca (UNEIT), conocida como Universidad Indígena de Venezuela. El docente —y su equipo— rechazó, públicamente, este documento oficial. De entrada aseguró que se “trata de una criminal vulneración de los derechos constitucionales de Venezuela, en particular de los pueblos indígenas que habitan en esta zona”.

Él y su equipo de trabajo suscribieron un texto titulado El Decreto del Arco Minero del Orinoco: un ataque a la vida, un criminal desconocimiento de los pueblos indígenas, una violación a la esencia de la Constitución. Entre otras ideas exponía: “En regiones boscosas, como buena parte del territorio del Arco Minero, la minería en gran escala, a cielo abierto, produce necesariamente procesos masivos e irreversibles de deforestación (…) Los bosques amazónicos constituyen una defensa vital en contra del calentamiento global (…). La deforestación de estos bosques implica simultáneamente un incremento de la emanación de gases de efecto invernadero y una reducción de la capacidad de los bosques de absorber/retener gases dañinos (…). Las consecuencias de estas acciones transcienden en mucho al territorio nacional (…)”.

La Sociedad Homo Et Natura emitió un comunicado difundido por la página en Aporrea, donde se comprometió a seguir garantizando los derechos de los pueblos originarios. “(…) A pesar de las amenazas presidenciales y todo el dinero de por medio, seguiremos en la calle con los indígenas pese a los espejitos entregados recientemente”.

 

 

 

 

 

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