El diario plural del Zulia

Yo Claudio, por Hugo Cabezas

Hace ochenta y un años el escritor británico Robert Graves, nos entregó su novela: I Claudius. Obra en la cual el novelista anglosajón nos narra, desde una perspectiva histórica, las vidas de Tácito, Plutarco y los doce césares del Imperio Romano. El homónimo venezolano, apellidado Fermín, pretendiéndose un César tropical, en un gesto en el cual se funden la nostalgia con la añoranza,m en un reciente artículo publicado en Notiminuto en su edición del 31 de marzo pasado, nos habla del referéndum revocatorio como una oferta engañosa. Con el mismo aspira ser incluido en la novela de Graves; presenta, como credencial de mérito para ello, su cuestionamiento a la Constitución Bolivariana: “una Constitución a la que lisonjeaban como innovadora y revolucionaria”. Afirmación con la cual, reivindica para sí la paternidad de los opuestos a la misma. Y allí, a pesar de que en 1999 fueron menos del 10% los venezolanos que se opusieron a su aprobación, llega tarde al reclamo, algunos ya se le adelantaron, pero,él quiere entrar en la competencia.

Para él, fueron engañados los constituyentitas y el pueblo en general. Diecisiete años después de un laborioso, constante y profundo esfuerzo de reflexión, llega a la erudita conclusión de que con la Constitución Bolivariana y, a través del Referéndum Revocatorio, como proyecto del Presidente Hugo Chávez, éste se proponía “tomar el poder y ejercerlo de manera absoluta y para siempre”; por lo que, lo establecido en el Artículo 72 del texto constitucional es el instrumento jurídico para lograr tal objetivo.

Tamaña barbaridad, no solo jurídica, sino política. No entiende (¿o no quiere entender?), que se trata de un universo representativo; pero, a decir verdad, no lo puede entender, es un político del pasado, anclado en el pasado, viudo del pasado, para él lo ideal sería que cualquier funcionario público de elección popular sea removido por las cúpulas partidistas, entre gallos y medias noches. Añora el Comité Ejecutivo Nacional, el Buró Político, la Dirección Nacional.

Al Claudio venezolano, como dicen los agricultores de nuestro Trujillo adorado, que “bicho le picaría”. Como muchacho en piñata le da palo a la Constitución por todos lados. La reelección es mala cuando es para otro, cuando es para “mí” es buena. Y es que, el tiempo siempre será largo para quien no tiene nada que decir y para quien no quiere oír.

Se recurre al argumento de la sinrazón. Afirmar que: “Más pudo la arbitrariedad y la ambición. Quienes se presentaron como iniciadores de una cultura revocatoria de los mandatos terminaron quitándose la careta para confesar lo que realmente eran, los promotores más fanatizados que hayamos tenido del continuismo y la concentración temporal del poder en toda la historia de Venezuela”.Demuestra una enorme deslealtad con sus compañeros de el oposicionismo, al desmeritar al Consejo Nacional Electoral, los ofende, y, al ofenderlos, los irrespeta. Va más allá, los considera unos eunucos, incapaces de recoger las firmas y cumplir con los demás requisitos para la convocatoria del Referéndum Revocatorio.

Miente y se contradice cuando afirma que: “No es, por tanto, un juego de palabras afirmar que el revocatorio de los mandatos se convirtió en una oferta engañosa. O será el reconocimiento de que no podrán ganarlo. Debo confesar que se me parece al filósofo de Maracaibo, cuando dice que: Revocar es una decisión seria. Revocar es terminar con un mandato… Revocar no es sólo quitar a alguien de un puesto. Es abrirle caminos a una nueva gestión política”. Como una Locaina de Las Mu- ñecas de la Calenda, le da palo a todo y a todos. Se recuerdan: ¿Con quién estas tú compañero?.

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