El diario plural del Zulia

Venezuela: ¿De la confrontación a la negociación?, por Vladimir Villegas

Ya van 73 días de protestas, con un lamentable saldo de más de 60 muertos, la mayoría de ellos jóvenes asesinados por perdigonazos, bombas lacrimógenas y metras. Miles de personas han sido detenidas, pasan de varios miles los heridos y hemos sido testigos del largo ciclo de represión, violencia, represión. Seguimos sumidos en la vorágine de la confrontación, ahora aliñada con la convocatoria de una Asamblea Constituyente a la medida de las necesidades y del miedo que tiene hoy el Gobierno a una auténtica consulta popular, abierta, sin sesgos de ninguna naturaleza. Llegamos a una situación terrible que puede empeorar. Que cada día va empeorando. Somos un país sumido en la incertidumbre, la parálisis de proyectos, con una economía trastornada por la falta de insumos, por una inflación que no conoce límites. Con una población cada vez más pobre, con hospitales arruinados, con enfermos penando por falta de medicamentos. Y eso que no hemos tocado fondo. Puede ser peor. Sobre todo si no se hace nada para frenar la caída libre.

Mientras tanto, la calle sigue agitada, la protesta no amaina luego de más de dos meses. Y la represión tampoco. A ello se agrega un elemento de irracionalidad. Linchamientos tan repudiables como cualquier otro crimen. Actitud salvaje de los cuerpos de seguridad. No hay señales de que la gente se canse de protestar ni el Gobierno de reprimir. El defensor del Pueblo, Tarek William Saab, habla de cuatro crímenes de odio, refiriéndose a los hechos donde han muerto personas agredidas por manifestantes. Todos condenables. Y, ¿acaso los muertos de la represión no son crímenes aliñados de odio? ¿O son en amor mayor, mi estimado Tarek?

El Gobierno insiste en llevar a troche y moche una propuesta de Constituyente que en nombre de la paz avivará la confrontación, si es que no es retirada o al menos pospuesta para mejores tiempos y, sobre todo, mejores causas. Aún están por verse los efectos que esa iniciativa traerá para lo interno del chavismo. La Constituyente, tal y como ha sido diseñada, concebida, aun sin ser electa, ya está montada sobre un tanque de combustible. No se sabe si como arma de negociación con la oposición, o ya definitivamente como instrumento para mantenerse en el poder. ¿En verdad dentro del chavismo gobernante creen que es viable, incluso “soñable”, gobernar un país como la Venezuela de estos días, con la aplanadora funcionando las 24 horas del día? ¿No piensan en el futuro de esa fuerza política llamada PSUV? ¿Creen que con su comportamiento en el poder realmente le están garantizando porvenir al chavismo? ¿O, más allá de lo que digan y hagan, están percatándose de que deben abrir espacios a una negociación política sin cartas marcadas, sin trampas cazabobos?

Lo mismo se pregunta uno con respecto a la oposición. ¿Prevalece en su liderazgo la idea de que “la salida está cerca y solo hay que presionar y seguir presionando hasta lograr el objetivo”? ¿Cuál será el desenlace? ¿Habrá espacios para una salida negociada, para alguna forma de negociación? ¿Qué buscaba Rodríguez Zapatero en su visita a Leopoldo López? ¿Seguirá permitiendo que el Gobierno lo deje mal parado o esta vez sí viene dispuesto a exigirle pruebas “de amor “creíbles, verificables y su cientes? ¿Aceptará la calle movilizada una negociación? ¿La aceptarán los “masca clavos “ de uno y otro bando? ¿Alguno de los bloques en conflicto puede doblegar al otro? Preguntas que uno se hace, huyéndole a la temible opción de que ya no hay nada que hacer sino esperar que el tsunami social y político nos desborde a todos.

Lea también
Comentarios
Cargando...