El diario plural del Zulia

Vencer los obstáculos, por Ramón Guillermo Aveledo

Que la gente se exprese libremente y decida con su voto es lo más democrático, lo más venezolano y lo más conveniente para todos. En vez de escuchar la voz del pueblo venezolano, los que mandan han optado por empeñarse en impedirle que se exprese. La Constitución nos abre un camino pacífico, democrático, constitucional y electoral para resolver la crisis política que agrava minuto a minuto el trance económico y social de Venezuela, y lejos de conformarse con negarse a esa posibilidad, el pequeño círculo de los poderosos mueve cielo y tierra con su propaganda y todos los recursos del Estado que han privatizado en su provecho, para presentar ese derecho ciudadano como un peligroso acto de sedición.

Se equivocan en el fondo y en la forma.

Que la gente se exprese libremente y decida con su voto es lo más democrático, lo más venezolano y lo más conveniente para todos. Ese es el fondo. Y la forma, que aún siendo adjetiva no deja de ser importante, es que al legítimo derecho del pueblo a decidir se le están oponiendo trapacerías y malas mañas de diversa calaña, que van desde el colmo de usar para esos poderes del Estado que pertenecen a todos y no a quienes los ejercen, tras jurar cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, hasta la bribonería de llamar a cadena el lunes cuando estaba anunciada desde días antes la declaración de la MUD. ¿Tanto temen a lo que a diario intentan descalificar?

La Mesa de la Unidad Democrática, única política nacional alternativa existente en Venezuela, ha señalado una línea, luego de meditaciones, debates y consultas, con el apoyo de diversos sectores sociales. Hará todo el esfuerzo de su lucha cívica en defensa del camino constitucional para el cambio que el país necesita y busca. En sus palabras: “el pueblo obligará al régimen para que cumpla la Constitución”.

El 26, 27 y 28 de octubre se recogerán las firmas para el 20% nacional exigido constitucionalmente y, por encima de las artificiales dificultades que el miedo al pueblo ha dispuesto, seguramente muchas más. La mezquindad en el número de máquinas dispuesta o una manipulación maliciosa de su ubicación, no bastarán para tapar con el dedo de la trampa el sol de la realidad. Logrado esto, no hay razón técnica ni jurídica para que el referendo revocatorio no sea este año 2016. No hay, por tanto, excusa que valga. La elección del actual presidente en abril 2013 y el referendo para la enmienda constitucional en febrero de 2009, así lo demuestran.

El camino unitario es uno y único. Vamos a vencer todos los obstáculos.

 

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