El diario plural del Zulia

Una comunión humanodivina e interhumana, por María Guadalupe Núñez

Como marca la tradición, a partir de este viernes 18 se dio inicio a la Semana Santa, la cual finaliza con el día de la apoteosis, el Domingo de Resurrección, cuando ocurre la más grande festividad del mundo cristiano porque significa que Jesús venció a la muerte y ascendió al cielo junto al Padre; que existe otra vida después de la terrenal. Estos días son de recogimiento, de oración, en una comunión de vida con Dios. Es un tiempo para la reflexión, el diálogo honesto con nosotros mismos y con el otro, como hermanos, para despejar dudas y restituir o reafirmar la confianza.

Un diálogo que nos permite cuestionarnos si somos seguidores de las enseñanzas de Jesús y cómo hacerlo, si nos desviamos del camino. Contradictoriamente, cada vez más se impone la Semana Santa como días de disfrute y esparcimiento y se olvida la parte espiritual, ese encuentro personal con Dios que se traduce en riqueza espiritual. Este año, en Venezuela, todos sus días serán reconocidos como días festivos y no laborables. Una situación inédita; un contrasentido en medio de una crisis económica nacional en la que se ha llamado a producir más y elevar la productividad.

La cuestión es la formulación de políticas públicas incoherentes que se pierden en las sinuosidades de la ineficacia, la incompetencia y la corrupción. ¿El pecado del régimen que nos gobierna?, destruir todo el aparato productivo y las instituciones, para imponer un modelo político-económico que fracasó. Su soberbia, vivir en el filo de la mentira, la opacidad de sus gestiones y su carencia de misericordia en el trato a un pueblo que centró sus esperanzas en las promesas que le ofrecía y ahora reclaman atención a sus necesidades. Aquellos de los que Jesús dijo: "bienaventurados los que lloran su aflicción porque ellos serán consolados".

Bajo estas circunstancias se hace perentorio un gran diálogo nacional, en el cual estén representados todos los sectores políticos del país, organizaciones de la sociedad civil y las universidades. Un grupo de reflexión, discusión y presentación de acuerdos para desenredar la madeja que significa la situación actual del país.

Soluciones que pasan por lograr un gobierno plural, de unidad nacional y de transición, que promueva acciones efectivas, coherentes y consensuadas para comenzar al rescate de una economía hundida e instituciones malbaratadas. Un gobierno que tenga en los valores y principios su razón de ser. ¿Utopía? No, es posible si encomendamos a los mejores esa titánica tarea. Es una carrera de largo aliento.

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