El diario plural del Zulia

Un llamado a la reflexión, por César Ramos Parra

La problemática de la inseguridad en LUZ se ha agravado con el tiempo producto de la crisis general del país con sus consecuentes repercusiones y simultáneamente, la ineficacia de las políticas de seguridad implementadas internamente, lo cual ha determinado una compleja problemática institucional.

La toma de las operaciones de la Dirección de Seguridad Integral (DSI) por parte de los líderes de SOLUZ y ASDELUZ, solo puede enmarcarse dentro de una acción de protesta para hacer sus reclamos ante la dramática situación que ha perjudicado a muchos de sus agremiados. Sin embargo, esa acción no puede suplantar la competencia de las instancias responsables de tomar las decisiones correspondientes y determinaría una situación de anarquía. La dependencia debe ser asumida por el responsable de la institución que el Rector designe. Ello no exime que esos gremios puedan participar en el diseño de las políticas y la implementación de las soluciones.

Ante las circunstancias las autoridades, sin menoscabo del principio de autoridad, deben articular los mecanismos de persuasión, diálogo, negociación, puesto que no pueden evadir la gravedad del problema de inseguridad y el estado de angustia permanente al cual está sometido todo nuestro personal y admitir que hasta ahora, las decisiones tomadas no han surtido los efectos esperados.

El haber llevado la problemática a los medios de comunicación en términos, no de información, sino de confrontación, utilizando epítetos en contra de nuestros líderes gremiales, agrava el problema.

El escenario de inseguridad en LUZ, no podrá abordarse eficientemente sin la colaboración de los organismos policiales y particularmente del Gobernador. El resguardo de las adyacencias del campus universitario es su responsabilidad, lo cual puede hacerse en coordinación con la Dirección de Seguridad Integral de LUZ, organismo que debe estar dirigido por una persona de alta competencia en la materia, capaz de involucrar a todos los sectores de la comunidad y con la implementación de acciones innovadoras, acordes con la necesidad de preservar la integridad de la comunidad universitaria.

Los radicalismos no conducen nunca a la solución de los problemas; por el contrario, los agravan y profundizan. Se impone la necesidad de un diálogo sincero, cordial y la mancomunidad de esfuerzos de profesores, estudiantes y trabajadores para superar, siempre dentro el marco de la ley, este grave problema, a cualquier costo.

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