El diario plural del Zulia

El trienio perdido, por Jorge Sánchez Meleán

El trienio 2013-2016 desde el punto de vista económico-social es un trienio perdido. En solo tres años, el cáncer con metástasis de un sistema económico inviable, el Socialismo del siglo XXI, ha reducido peligrosamente el tamaño de la economía venezolana, a un ritmo sin precedentes. El PIB se ha reducido un 20 por ciento en términos reales y según cálculos de los economistas M. Santos y D Barrios, en tres años, Venezuela habría perdido 29,2 por ciento de su actividad económica por habitante.

Solo Cuba en el trienio 1991-1993, tras el colapso de la Unión Soviética disminuyó el 32,8 por ciento de su PIB por habitante; y Nicaragua durante la revolución sandinista (1978-1980) perdió 29 por ciento de su actividad económica per cápita. Según los autores mencionados, en los últimos veinte años, solo se han producido en el mundo cuatro procesos de devastación económica mayores que el que experimenta hoy Venezuela: Libia (2009-2011), Sudán del Sur (2010-2012), Irak (2001-2003) y República Centroafricana (2012-2014), como consecuencia de conflictos armados.

Todo esto pone de manifiesto, la “ruina excepcional”, el proceso de destrucción masiva que está experimentando este país, en manos de un régimen no solo incapaz, sino irresponsable con el futuro de las próximas generaciones. Hemos retrocedido al nivel de producción por habitante que teníamos en 1956. Tenemos una producción por habitante 35,3 por ciento menor a la de 1977, año en que llegamos a tener el mayor PIB per cápita de la América latina.

Hoy, en cambio, cada día nos quedamos más atrás del resto de Latinoamérica. Pero, ¿Qué perspectivas tenemos para 2017? ¿Hay alguna esperanza de frenar esta debacle? ninguna. Para la CEPAL, Venezuela será el único país de la región que seguirá en recesión. El FMI estima un decrecimiento del PIB del 6 por ciento para 2017. Hasta el Consejo Nacional de Economía Productiva, lo que es una confesión de parte, cree que seguiremos en recesión. Pero el régimen no toma medida alguna. Ya la población en niveles de pobreza de ingresos llega al 80 por ciento, y se esperan niveles de inflación jamás vistos.

El país no puede prolongar más esta destrucción masiva del patrimonio colectivo. Mientras más tardemos en detener este deterioro, más se afectará la capacidad productiva y más conocimiento se perderá. Mientras sigamos retrasando irresponsablemente una salida racional a esta crisis estructural, mas cuesta arriba será recuperarnos. Lo que sí es evidente, es que cualquier proceso de recuperación que nos propongamos, tiene que comenzar con una transición política, que aún no está clara, ni por parte del Régimen autocrático que padecemos, ni por parte de quienes se le oponen.

Ojalá este trienio perdido no se convierta en quinquenio o en decenio, porque eso nos lo cobraría la historia y las próximas generaciones, a quienes hoy seguimos permitiendo la destrucción del país. El régimen no entiende que esto es mucho más complejo que expropiar panaderías. Simplemente, nos estamos quedando sin el pan de cada día.

Lea también
Comentarios
Cargando...