El diario plural del Zulia

Sabor amargo, Padre Jaime Kelly

Recientemente leí esta hermosa reflexión y me anima a compartirla con ustedes, porque nos permite interiorizar, examinarnos, reafirmarnos, corregirnos, de manera que podamos pensar en el sabor que estamos dándole a la vida. No sólo me refiero a la nuestra, en lo personal, es decir, ¿cómo la estamos degustando?, si no también, ¿qué gusto le imprimimos a la vida de otros?

El relato cuenta que: “cierto día un maestro llamó a su discípulo y le dijo: . El discípulo le contestó:<no, maestro son las mismas hojas, el="" mismo procedimiento, la misma tetera>. Entregándole una taza de té, le dijo: . Poco después el maestro insistió: ”. Pensemos hermanos, ¿cómo son nuestras actitudes?, ¿endulzamos o amargamos la vida de quienes están cerca de nosotros: el esposo o la esposa, los hijos, los padres, compañeros de trabajo, vecinos…?

En la vida el mejor cocinero para conducir nuestras relaciones interpersonales, es el Amor. El mejor condimento, es el Cariño. El peor veneno, es el Rencor. Ambos se deslizan en los manjares de la vida: en la familia, en el trabajo, con los amigos; y lo degustamos en el trato, en la conversación, en la convivencia, manifestándolo en nuestro tono de voz, el gesto, el brillo de la mirada, en la sonrisa.

Nos dice la Palabra de Dios: “Cumplan todo sin quejas ni discusiones; así no tendrán falla ni defecto y serán Hijos de Dios, sin reproche… “(Fil. 2, 14-15). Todo trabajo que realicemos, incluyendo hasta la sencilla preparación de una taza de té, hagámoslo sin protesta, ni rabia, ni disgusto, para que se pueda sentir en lo que hacemos, la paz, el amor y la dulzura de Dios.

Amigos, para conducir, vivir nuestra vida y mejorar nuestras relaciones con quienes nos rodean pidamos día a día la Sabiduría de Dios, que contiene todo, llenándonos de paz, de mansedumbre, de dominio de nosotros mismos, de comprensión, de paciencia y de esta manera, deja fluir el amor, que es el mejor artífice de nuestra conducta y nos permite hacer de nuestra vida una “obra de arte”.

Como nos instruye la Palabra de Dios: “¿Así que eres sabio y entendido?. Si tu sabiduría es modesta, veremos sus frutos en tu conducta noble. Pero si te vuelve amargo, celoso, peleador, no te fíes de ella, que eso sería mentira. Esa clase de sabiduría no viene de arriba, sino de la tierra, de tu propio genio y del demonio. En cambio, la sabiduría que viene de arriba es, ante todo, recta y pacífica, capaz de comprender a los demás y de aceptarlos; está llena de indulgencia y produce buenas obras” (Stgo. 3,13-15 y 17).

Para darle un buen sabor a tu vida y endulzar la vida de quienes te rodean, pide la Sabiduría, para que esté a tu lado en todos tus trabajos y sepas lo que le agrada a Dios. Ella te guiará con prudencia y verás lo que Dios obrará a través de ti. Amén.

 

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