El diario plural del Zulia

Respuesta evita protesta, por Vladimir Villega

Se anuncia para este miércoles una manifestación de la Mesa de la Unidad Democrática hasta la sede del Consejo Nacional Electoral con el propósito de exigir la entrega de las planillas para la recolección de las firmas con miras a la convocatoria de un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro. Les con eso que me preocupa no la convocatoria en sí sino lo que pueda pasar.

Hasta el momento no he visto ni escuchado nada sobre la permisología. Ya en otras ocasiones el Alcalde de Caracas ha negado la autorización para movilizaciones hacia el centro de la ciudad, bajo el alegato de que no hay garantías frente a posibles hechos de violencia por parte de factores vinculados a la oposición o infiltrados en ella.

Lo ocurrido el jueves pasado en la sede del CNE, cuando diputados de la oposición se encadenaron y luego fueron desalojados por la Guardia Nacional, obliga a tomar medidas para evitar que una acción de protesta o de exigencia de un derecho constitucional no sea contaminada con hechos violentos, independientemente de quien los provoque.

La solución frente a este temor no puede seguir siendo la prohibición de marchar al centro de la ciudad, que no tiene por qué reservarse como “patiadero” exclusivo del oficialismo. Por supuesto que el liderazgo opositor tiene que agotar los esfuerzos y empeñarse en evitar que algunos factores recurran a la violencia, pero el Gobierno también. Es inaceptable, injusto, incalable y todos los sinónimos posibles que un grupo de individuos tenga patente de corso para agredir verbal y físicamente a individuos o grupos que quieran ejercer su derecho al libre tránsito e incluso a protestar. Y miren que se los dice alguien con un alto promedio de participación en protestas de toda naturaleza en la llamada cuarta república.

Cierto que en muchas oportunidades nos negaron ese derecho y fuimos reprimidos. Pero también lo ejercimos a plenitud en otras tantas ocasiones. En todo caso, el derecho a la manifestación tiene que respetarse, sobre todo cuando se trata de un sector político hoy mayoritario que reclama el pleno ejercicio de un mecanismo constitucional y por ende absolutamente enmarcado en los valores democráticos. Tensar la cuerda es hoy más peligroso que nunca. Impedir el ejercicio del derecho a la protesta y de paso que no se dé oportuna respuesta a la solicitud formulada ante el CNE sería un indeseable coctel que contribuya a agravar seriamente el ya de por sí complicado clima político en el país.

No estamos en este momento para maniobras dilatorias de ninguna naturaleza sino para actuar con madurez democrática. Eso tienen que entenderlo tanto el liderazgo político como el ente electoral. Nada más sano y conveniente para el país que los venezolanos podamos dirimir nuestras diferencias en el marco de lo que establece la constitución. Cualquier otra vía nos coloca ante un escenario de irracionalidad. Imaginemos lo que hubiera pasado en Venezuela durante las postrimerías de la década de los noventa si al comandante Hugo Chávez se le hubiesen cerrado las posibilidades de competir electoralmente de acuerdo a lo establecido en la constitución de 1961, vigente para ese entonces.

Es por ello que reiteramos la necesidad de que al menos se abran vasos comunicantes entre gobierno y oposición para ahorrarle al país momentos de tensión y eventual confrontación física. Ya hemos pasado por tales situaciones y sinceramente no estamos para esos trotes. ¡Ah! Tienen que cesar también las agresiones contra los trabajadores de los medios de comunicación social. Y debe acabarse con la impunidad que le garantiza a grupos violentos, que se sienten guapos porque están apoyados, actuar con total libertad contra quien piense distinto o quien se desempeñe en labores periodísticas.

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