El diario plural del Zulia

Resistencia tenaz, por Julio Portillo

Se ha convertido en espíritu indomable la resistencia en las calles de la juventud venezolana. Exhiben aguante, fortaleza y vigor ante la constante alharaca amenazante del dictador Nicolás Maduro. Ya los nombres de los caídos toman las identificaciones de calles y avenidas. Por eso bien hizo la alcaldesa de Maracaibo, Eveling Trejo de Rosales, en quitarle el nombre de Fuerzas Armadas a una avenida y sustituirla por el de Paúl René Moreno Camacho, uno de los estudiantes asesinados por anónimos del régimen.

No hay aun dimensión de los grados de crueldad. Los métodos de barbarie van desde las detenciones arbitrarias en las calles hasta las torturas más abominables en los calabozos, algunas de las cuales filmadas y enviadas por las redes como propaganda de temor. Las cárceles de Gómez y de Pérez Jiménez como la Rotunda y el Obispo, las leyendas del Dorado, van quedando como relatos menores ante las versiones de lo que nos llega que ocurre en La Tumba, Ramo Verde y El Helicoide. Laberintos de terror, escuelas de barbarie, donde los asesores cubanos dictan lecciones de tormentos.

Las represiones de Stalin, Hitler, Somoza, Trujillo, Duvalier, la de los dictadores africanos están reseñadas en volúmenes de lo que la humanidad no puede repetir. Esos tomos no los ha leído Maduro. Ignora que existen tratados internacionales contra la tortura y los tratos degradantes como el Estatuto de Roma, las Convenciones Europeas de Derechos Humanos, los mandatos de Ginebra, de las Naciones Unidas, el Pacto de San José de Costa Rica y hasta lo establecido por el propio Mercosur.

Los familiares de los torturados debieran remitir sus denuncias a la Fundación Freddom en Londres, a los organizadores del Premio Booker que anualmente distingue a los que llevan a la inmortalidad con sus relatos y novelas los nombres de los muertos y desaparecidos por causa de la barbarie de las dictaduras. Entre esos autores destacan Julián Barnes y Ken Follett que hacen inmortales a estos mártires del mundo moderno.

Los grillos del gomecismo y los cables eléctricos en pezones y testículos del perezjimenismo, han sido sustituidos en las penitenciarías del Nicolato por los batazos en las nalgas, comidas con heces, violaciones y en las calles por metras, perdigones y bombas lacrimógenas vencidas. La máscara de democracia se le caído definitivamente al chavismo.

La búsqueda del cambio político y económico de Venezuela, la robustez de la esperanza contra Maduro y sus secuaces, le está costando al pueblo venezolano, más allá de las muertes y la sangre de los heridos un incalculable sufrimiento. Pero sigue siendo cierto que no es eterna la tiranía, es cuestión de tiempo, que la infatigable lucha de esta rebeldía tendrá su premio. Nada puede sostener a un gobierno ilegitimo y siniestro. El pueblo sigue esperando el alboroto de los cuarteles, que no es otra cosa que la juventud militar se una a la juventud universitaria y juntos recuperen ante el mundo la dignidad de Venezuela.

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