El diario plural del Zulia

Que no nos venza la desesperanza, por Dr. Manuel Ocando

En Venezuela existe un gobierno que siente que el costo de su salida es muy alto y está haciendo casi cualquier cosa para mantenerse en el poder, y los venezolanos estamos pagando un precio muy elevado producto de toda esta circunstancia. Es evidente que el Gobierno quiere matar la esperanza porque saben que allí es donde radica la gran fortaleza de los venezolanos.

En la actualidad a Venezuela se le considera el país latinoamericano más representativo del autoritarismo competitivo desde el régimen de Alberto Fujimori. Una de las cosas que los gobiernos con vocación autoritaria han aprendido a manejar muy bien son las expectativas de la gente. Parte del juego de mantenerse en el poder es manipular esas expectativas para su provecho. En la medida en que la gente pierda las esperanzas y abandone la lucha, porque sienten que es un esfuerzo inútil, en esa medida aumenta el peligro y se reducen las posibilidades de una resolución. Eso explica por qué gobiernos que enfrentan situaciones económicas y sociales como la de Venezuela, e incluso peores, hayan logrado perdurar en el poder, como por ejemplo Cuba, donde su gente ha perdido toda esperanza. Y esa es la razón por la cual los representantes más importantes del partido gobernante vociferan con certeza negando la posibilidad de que este año haya revocatorio.

Nos afectamos psicológicamente con pensamientos pesimistas que rayan en lo perturbador y obsesivo, contagiándonos con esa propensión enfermiza hacia al escepticismo, la desilusión, la decepción y la desesperación. Una cosa es que la realidad del país sea trágica, y otra que la tragedia sea el horizonte de nuestros deseos y aspiraciones. La esperanza nos ayuda a que no perdamos la fe y que mantengamos vivo el aliento. Si el país se domestica y pensamos que nos atan cadenas que no existen, triunfará la desesperanza. El Gobierno y sus personeros buscan apagar nuestra esperanza, pero no lo permitamos. El pueblo venezolano no puede perder la esperanza de tener y de vivir en una Venezuela mejor.

La mesa está servida porque todavía jugamos en el espacio de un autoritarismo competitivo que hoy más que nunca es tremendamente inestable por falta de gestión y de resultados, y tenemos una oposición creciente en legitimidad y en tamaño, tal como lo han expresado algunos politólogos.

El Gobierno venezolano sigue el improductivo y hambreador modelo cubano. Y es por esa razón que el presidente radicaliza el modelo económico que ha llevado a la ruina y a la miseria a todo un país. Los venezolanos deseamos poner n a la inercia, desidia y apatía que la está conduciendo al abismo y lo vamos a lograr porque existe un pueblo decidido a hacerlo. Es absurdo que un pueblo cifre sus esperanzas de redención y felicidad,en un sistema de gobierno que perdió la oportunidad de transformar el país cuando aun contaba con enormes recursos.

Este pueblo ha venido aprendiendo el arte de triunfar en medio de dificultades y saldrá de esta tragedia con éxito, buscará y abrirá caminos de progreso, mejores oportunidades de educación, empleo, salud y seguridad para todos los venezolanos. Quienes lo duden, piensen en el rotundo y resonante triunfo electoral que obtuvimos para elegir la Asamblea Nacional, aun cuando dirigentes del partido de Gobierno lo negaban.

Estoy seguro que los venezolanos retomaremos la senda de la libertad, el desarrollo, la prosperidad, la paz y la justicia que merecemos, sin injerencias de ningún tipo.

 

 

 

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