El diario plural del Zulia

'¿Qué harán ahora?' Por Hugo Cabezas

Siempre se ha dicho que en política la derrota es huérfana. La reciente derrota de la violencia terrorista auspiciada por la MUD, no ha sido asumida por ninguno de los dirigentes de esa agrupación de derecha.

Ello, no hace más que demostrar el alto grado de irresponsabilidad que caracteriza a dicho sector.

Al descubierto quedo, sin dejar ninguna duda, que lo que decíamos de ella acerca de su probidad política, era totalmente cierto.

En repetidas oportunidades definimos a este oposicionismo golpista y guarimbero, agrupado en la MUD, como un movimiento que no tiene otro objetivo que hacerse del poder. No importándoles cómo. Que sus dirigentes cada día demostraban que lo que los guiaba era el odio y el desprecio al pueblo. Que estos eran dirigentes producto del marketing y no de las luchas sociales. Pero, sobre todo, como se recordará afirmamos que carecían de un proyecto político de país.

El tiempo nos ha dado la razón. Como en las asonadas guarimberas anteriores, en esta esta reedición cargada de mayor fascismo, también fueron derrotados.

Por eso, una pregunta clave es: ¿Qué harán ahora? Nunca en la historia republicana de nuestro país, se habían puesto en práctica acciones tan violentas e inhumanas como las que la MUD puso en práctica, con sus guarimbas.

No recuerda nuestra historia que ha alguien porque fuese contrario político se le prendiera candela. Ni en los tiempos de la colonia la inquisición uso este método para castigar a los herejes. Dicho de manera resumida, porque duele recordarlo, acciones más dantescas que las usadas, por la MUD en sus guarimbas de este año, resultaban inimaginables.

Afortunadamente, como todo movimiento que carece de principios éticos, y sustenta su acción en la violencia y tiene en el odio su combustible innato, tiene “patas cortas”. Por eso, la MUD ha hecho aguas. Naufraga en alta mar, y sus dirigentes quieren rearmar su embarcación utilizando los escombros que les dejo la embestida de la naturaleza. Tiraron por la borda el efímero capital político obtenido en el 2015 y, como ocurre siempre en estos casos, ahora comienzan a culparse unos a otros. Ninguno asume su responsabilidad. Por eso cada vez son menos.

De allí la pertinencia de preguntarse: ¿Qué harán ahora?

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