El diario plural del Zulia

Por qué Maduro se ríe poco o no se ríe, por Énder Arenas Barrios

Al principio pensé que el presidente Maduro no lo hacía porque, después de todo, la risa es, dice Kant (una pendejada), la manifestación de algo absurdo y, aunque, a todos no les parece gracioso una vez que él habla y explota en el absurdo entonces todos hacemos un chiste de lo que ha dicho porque en él es una especie de hueco en sus explicaciones, y, entonces, de verdad, nos c…. de la risa, por ejemplo, alguna vez refiriéndose al momento que conoció a Chávez nos introdujo en los misterios de una nueva unidad de medida: Cuando conocí a Chávez no dudé ni un milímetro de segundo o cuando nos ofreció una rara traducción al español de la palabra Blu-ray, de la que señaló que quería decir radio azul.

Y les digo que estas son de las menos disparatadas. He pensado también que quizás no se ríe porque, de verdad, el insulto ocupa todo el espacio de su retórica y no tiene o no le da tiempo para reírse o si lo hace es para sublimar algún complejo que lo martiriza como sus célebres prejuicio homofóbicos, por ejemplo, su manía de llamar mariquita a Capriles, especialmente en horario infantil. Claro, también me he paseado por cuestiones más banales, por ejemplo, que el Presidente no se ríe para evitar que le veamos la caries del primer y segundo molar del lado izquierdo y el 14 y el 15 del lado derecho.

El primer molar, es decir, la muela del juicio le fue extraída cuando cumplió los 18 años según cuenta una tía que se lo llevo de Caracas a Cúcuta, porque no les tenía confianza a los odontólogos caraqueños.

Como ustedes ven he estado divagando por esta sarta de pendejadas mientras espero con ansia la próxima ley aprobada por la AN y desaprobada por el TSJ en menos de un “milímetro de segundo”, sin embargo y afortunadamente la repuesta vino de un sabio anciano llamado José “Pepe” Mujica quien esta semana descubrió el misterio, resulta que el Presidente, siempre según Mujica y quien puede tener más autoridad que este anciano para decirlo, resulta que: el presidente Maduro es una cabra. Sentí alivio, y así pude descubrir por qué el Presidente no se ríe y llegué a la conclusión que no es por nada de lo arriba señalado, ni por el miedo por la posibilidad del referendo revocatorio, no señor, es que él es una cabra y no lo digo yo.

¿Qué es lo que pasa? Muy sencillo, los animales no se ríen. Es verdad que a veces juegan e incluso parecen graciosos y hasta a veces alguien dice “ese animal se parece a los dueños”, en este sentido, un filosofo español dice que la “zoología es la antropología sin la risa”. Es decir, la risa es un atributo humano. Ustedes dirán que es una falta de respeto llamar cabra al señor Presidente. Bueno, les advertí que eso quien lo dijo fue el expresidente Mujica.

Pero está bien, dado que su género es el masculino, qué duda cabe, habrá que corregir a Mujica y decir que Maduro está más loco que un cabro, un macho cabrío o un cabrón, aunque eso suena malsonante. En todo caso, lo que yo quería decir en esta nota tontísima es que el Presidente no debe vivir en la zozobra del no saber qué hacer con el país, de donde creo yo proviene su seriedad, y debería dejar ya de preocuparse, pues el país ya sabe qué hacer con él.

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