El diario plural del Zulia

El poder, la atracción fatal de la MUD, por Hugo Cabezas

En la política, como en todas las artes, la pasión no es suficiente para que esta sea ejercida con acierto. ¿Por qué decir esto? Porque no hay ninguna duda de que al oposicionismo agrupado en la MUD si algo le ha sobrado es pasión. Las ganas que le tienen al poder, el hambre de poder, para ser más explícitos, los ha llevado a conductas esquizofrénicas. Para ellos, lo único verdadero es la pasión. El país no les importa, el pueblo venezolano no les ha importado; lo único importante, para ellos, es hacerse del gobierno para saciar sus desvelos de poder. Sobre todo, ahora, que quien los dirige es el último mohicano sobreviviente de la cuarta república, el septuagenario Henry Ramos Allup.

Esta conducta de la dirigencia del oposicionismo, nos recuerda los años de adolescencia en nuestro Boconó natal. Años en que la radio deleitaba a nuestras familias con rancheras y boleros. Géneros musicales cargados de un enorme sentimentalismo: “Piensa en mí cuando llores, cuando rías también piensa en mí”.

Pero la dirigencia del oposicionismo no ha sabido interpretar este sentimentalismo, lo ha tergiversado, lo ha descontextualizado, lo ha manipulado de tal manera que, el MÍ social lo ha convertido en un YO perverso, exageradamente individualista: Todo el poder para MÍ, es la frase más repetida por cada uno de ellos. Y es que: ¿Qué saben de la vida los que no han sufrido? ¿Te atreves a decirme que me quieres, después de traicionar mi corazón? El pueblo, que es sabio, le ha respondido: “Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado”, pasaste a ser un “amor perdido”, aunque, a decir verdad, esto último nuca lo han sido, “fuiste una casualidad”.

Por su pasión desbordada, el oposicionismo ha sido ciego, no ha logrado enterarse que vivimos una transición; sobre todo, no se han dado cuenta que el pueblo venezolano se hizo político, sabe de política, discute y dialoga sobre temas políticos; que dejo de ser un objeto político, que sabe que tiene derechos y que estos son inviolables; que el pueblo venezolano está construyendo su propia imagen, que el sojuzgamiento a que fue sometido es cosa del pasado.

Pues bien, la dirigencia oposicionista devorada por esa pasión llena de irracionalidad, nutrida por el odio, guiada por el desprecio hacia el pueblo, no logra entender que, desde 1999, Venezuela es otra.

Qué interesante sería que, en su prolongado solaz, vieran las películas mexicanas Nosotros los pobres y Ustedes los ricos. Tal vez no lo hagan. Ellos saben que, nada los retrata mejor que las Cantin adas de Don Mario Moreno. Por eso, dan “La media vuelta” y se van cantando: “Por el poder que tanto quiero y tanto extraño, que me sirvan una copa y muchas más”. Se les olvida que, “llevamos en el alma cicatrices, imposible de borrar”. El poder es su atracción fatal. Adivine usted quién hará el papel de Michel Douglas y quién de Glenn Close.

Lea también
Comentarios
Cargando...