El diario plural del Zulia

¿Peores que las gallinas?, por Jaime Kelly

Leyendo acerca de la vida de los santos, encontré esta hermosa reflexión que a continuación les comparto, de una de las prédicas de San Bernardino de Siena, sacerdote italiano, de la orden de los franciscanos, del siglo XIV.

Ingresó a los veintidós años a la comunidad franciscana, y en poco tiempo se destacó por sus prédicas, que movían los corazones de quienes le escuchaban. Se le recuerda porque solía llevar consigo una pequeña tabla en la cual se dibujaba una Hostia con rayos saliendo, y en el medio el monograma JHS, la cual ayudó a popularizar como símbolo de la Eucaristía, propagando el Santísimo Nombre de Jesús. San Bernardino viajaba por toda Italia predicando, levantando en alto el nombre de Cristo, atrayendo a muchos hacia Él. Su predica se centraba en promover la Paz como un don del cielo. En una oportunidad, ante la situación de rivalidad existente entre dos bandas (los güelfos y los gibelinos), San Bernardino les exhortó diciendo: “Imiten el ejemplo que les dan las gallinas. Ellas se pelean, se picotean con furia, hasta se sacan los ojos, pero a los pocos minutos, olvidan todo y vuelven a comer, a beber y a dormir de nuevo en el mismo palo, en el mismo gallinero... Para reconciliarse no necesitan de ningún mediador. No sean ustedes peores que las gallinas”.

Hermanos, lamentablemente, nosotros los hombres muchas veces nos comportamos peores que las gallinas, es decir no somos capaces de “Reconciliarnos”, pues el orgullo, la soberbia, la injustica, la falta de caridad y comprensión, levantan muros, diques que nos separan y nos impiden vernos los unos a los otros.

La ceguera espiritual nos impide ver al hermano y mucho menos a Cristo, a quien nuevamente crucificamos, no sin antes hacerle padecer por la maldad, la injusticia, las calumnias, el despojo y la indiferencia.

Nos dice la Palabra de Dios: “Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha llegado. Todo eso es obra de Dios, que nos reconcilió con Él en Cristo y que a nosotros nos encomienda el mensaje de la Reconciliación. Pues en Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con Él, ya no tomaba en cuenta los pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el mensaje de la Reconciliación” …(2Cor 5,17-19). Ante la pobreza y grandeza del Pesebre, coloquemos nuestro corazón, nuestra vida, lo que somos y lo que queremos ser, para que la Paz del Niño Dios, recién nacido, renueve y purifique nuestro corazón y la Gloria de Dios se manifieste en nosotros y a través de nosotros.

Que en este Año Santo de la Misericordia, podamos responder al llamado de nuestra Iglesia, por la exhortación de nuestro querido Papa Francisco, que nos dice: “La misericordia auténtica se hace cargo de la persona… y la acompaña en el camino de la reconciliación”. Les deseo una Navidad hermosa y un año de Gracia y Bendición.

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