El diario plural del Zulia

“Pasión por Maracaibo”, por León Sarcos

Solo la pasión que resiste el examen de la razón tiene fuerza y profundidad. Esta máxima de Franz Kafka, brillante hombre de letras y ser humano profundamente existencialista, expresada con respecto al arte, vale también para el amor, la ciencia y especialmente para el arte de la política. Romeo y Julieta en el amor, la teoría de la relatividad de Einstein en la ciencia y la independencia de la India de la mano de Gandhi, fueron expresiones de pasiones que resistieron el examen de la razón y se impusieron. En los comienzos todas lucían imposibles.

No ha sido nada fácil para Carlos y quienes lo acompañamos en este proyecto para ayudar a rescatar y renovar la democracia, promover y desarrollar una propuesta de amplio espectro en consonancia con los inusitados y sorpresivos cambios de la sociedad contemporánea y las demandas de las nuevas generaciones.

Resulta imperante encontrar a su vez una estructura organizacional horizontal adecuada al cambio y a la innovación permanente, que abra los cauces a una fuerza social insurgente, que persigue entre sus principales objetivos articular nuevos paradigmas para hacer la política, redimensionar el tamaño del Estado y reorientar su injerencia en la vida pública y privada, darle al intercambio económico entre los diferentes componentes un rostro humano, y especialmente transformar esta democracia de electores que hoy somos en una democracia de ciudadanos.

Muchos de los sectores políticos que nos adversan no esperaban que Carlos Alaimo y su “Pasión por Maracaibo” llegaran para quedarse en el corazón de los habitantes de las parroquias que conforman el municipio Maracaibo y en varios de los diferentes distritos de la geografía zuliana en menos de un año. En este sentido, doy testimonio emotivo de la extraordinaria vocación de servidores públicos del equipo primario, hoy en vertiginoso proceso de expansión, de “Pasión por Maracaibo”: Marcos Rivero, Oscar Alí Moncayo, Ángel Peña, “Nacho” León y Douglas Zabala entre muchos otros.

En pocas palabras, en su condición dirigente, Carlos ha demostrado una enorme fortaleza espiritual, una distinguida inteligencia, una indesmayable capacidad de trabajo, una tenaz vocación de servicio y una especial condición humana para el trato de sus colaboradores.

Después de los dos primeros encuentros tuve la gentileza de obsequiarle un libro del Arcángel Gabriel, —como buen cristiano, sé que lo valora—, para reafirmarle mi reconocimiento como portador de buenas nuevas. Siento que no me he equivocado, aunque sé que aún falta mucho debate interno para aproximarnos a las conceptualizaciones que le darán cuerpo a la nueva doctrina política, pero nos vamos acercando por igual a un modelo de organización que interprete las nuevas realidades, y especialmente a la activación de una política comunicacional más agresiva y eficiente que nos ayude, no solo a ser sino también a crecer.

Es corto aún el tiempo para lo mucho que esperamos darle, desde “Pasión por Maracaibo” y la fundación “Humanismo y Progreso”, a esta a ciudad y al país, cuando llegue el momento del cambio por el que hoy con coraje luchamos en nombre de la libertad, especialmente los jóvenes, a quienes no les importa ni siquiera su propia vida, y a los que tributamos hoy reconocimiento con esta hermosa sentencia kafkiana:

Un joven está obligado a creer. Pues una juventud que no cree en el mañana se traiciona a sí misma. Si uno quiere vivir debe creer… en la conexión inteligente de todas las cosas y momentos, en la eterna duración de la vida como conjunto, en lo más próximo y en lo más lejano.

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